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martes, 20 de mayo de 2008

El chip fantasma (Crónica de una subida a Los Lagos)

¿Dónde está mi chip? Ha desaparecido el chip. Seguro que se ha caído el chip. He perdido el chip. No está en la bolsa el chip... chip, chip y chip. Con esa palabra en la mente cerré los ojos la noche antes de ascender los Lagos de Covadonga. Eso sí, después de una buena serenata discutida con la armonía (ronquido va, ronquido viene) que me regalaron mis compañeros de habitación Sonse y Óscar. El famoso chip era con el que Óscar pretendía completar la Clásica y que, por supuesto, perdió sólo un segundo después de recibir el sobre de la inscripción.

Con el chip en la cabeza, seguro que hasta soñé con él, tocó el despertador a las 6 y media de la mañana. La salida era a las 9:00, pero siguiendo el consejo del Gero Ibérico decidí adelantar los horarios por lo que pudiera pasar. Toque de diana y en pie. Mientras que me visto el amigo Sonse comienza a engullir todo tipo de sustancias extrañas acabadas en -mina. (Menos mal que la Guardia Civil no nos paró por el camino. No hubiéramos pasado de Navacerrada). Yo me conformo con un trago de un líquido verde que nos habían dado en la salida y Óscar con levantarse de la cama. Nada más.

Mi desayuno estaba en la cafetería del hotel. 7:15. Sonse y yo cumplimos el horario previsto. Desayuno servido por Avelina. Nos cansamos de esperar a Óscar, subimos a la habitación y descubrimos que ha empezado a deglutir todo tipo de polvos diluidos en liquidos más que sospechosos. Entonces cometo mi primer error. Viendo el ánimo que tenían ellos por comer accedo a ingerir un pastel de hidratos de carbono. 90 gramos de sustancia que permanecerán en mi estómago unos 100 kilómetros. Aún hoy sigo sin hambre por el pastelito de la leche. Ellos a lo suyo. Más polvos, más sustancias....

8:30 Con todas las bicis montadas, vestidos de arriba abajo y los bolsillos del maillot bien llenos caímos en la cuenta. Éramos tres y se habían pagado cuatro inscripciones. Faltaba Garoz, una duda más que razonable. Le quedaban 20 kilómetros para llegar al hotel así que... carretera y manta. Óscar sigue sin el chip.

9:00 Parece que vamos a salir. Desparece Óscar. Si, en busca de su chip. Y de la nada nos encontramos con Garoz. Volvemos a ser tres. Dan el pistolezato de inicio y para delante como tiros. Enseguida me doy cuenta que aquí se corre de verdad. La primera vez que miro al cuentakilómetros llevamos una media de 42. En la segunda.... acabo de pillar la grupeta de Luis (el amigo de Javi Punzón) así que sube a 45. Ese fue mi segundo error.

Cuando decidí que lo mejor era parar me encuentro a Sonse en medio de un pelotón. Sólo somos dos y todavía no hemos llegado a Tornerías, primera dificultad montañosa del día... To be continued.

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