Encontrareis cualquier asunto relacionado con el deporte que suscite polémica.

miércoles, 25 de junio de 2008

La playa de los Pirineos (QH+HB)

Al final este blog va a parecer un tratado de meteorología en vez de ciclismo. Pero es que la situación lo exige. Imposible eludirlo. Y si no, que alguien me lo explique ¿cómo puede marcar el termómetro 42º en los Pirineos franceses? Pues sí, pasó y para más señas fue el 22 de junio a las 15:00, cuando afrontábamos los 30 últimos kilómetros de la Hubert Arbes (HB) después de subir Loucrop, Tourmalet, Borderés y Soulor. No hizo falta que nadie nos explicase eso del calentamiento global. El Mediterráneo en los Pirineos.

Las pedaladas dentro del horno pirenaico francés sólo fueron el epílogo de dos jornadas seguidas de ciclismo de altas cumbres. Todo empezó, como expliqué en el comentario anterior, por la casualidad. Así, que el 21 de junio bien tempranito, la salida era a las 7:30, me vestí con mi maillot del Euskaltel, había que conservar limpio el maillot del club, dispuesto a tomar la salida en la Quebrantahuesos (QH). El objetivo, rebajar el tiempo del año pasado (7h31) y guardar fuerzas para el día siguiente en la HB, si es que aquello era posible.

Al salir solo, no me quedó más remedio que ir haciendo amistades por el camino. Al principio, todos vascos, que creían ver en mí a un bilbaíno a uso. Después comencé a vislumbrar una retahíla de maillots conocidos. Quintanar, Sonseca, Almagro, Herencia, a todos se les quedaba cara rara cuando les saludaba con un ¡¡¡vamos paisanos!!! en perfecto dialecto castellano-manchego.

Sin comerlo ni beberlo me planté en el Marie Blanque. Tranquilito y con el 27 bendito metido me dediqué a no sufrir, si es que se puede decir eso en un puerto con cuatro kilómetros por encima del 11%. Al bajar, oh sorpresa, la grupetta camuñera, eso sí, también reducida a la mínima expresión. Vamos que eran dos, Pigüi y Furia. Llegamos al Portalet juntos, pero a los 15 kilómetros de subida tuve que dejar al bueno de Pigüi que se marchase solo. Mi ritmo es el mío y me lo marco yo, pensé. Dos avituallamientos líquidos más arriba, el calor hacía que el agua de los bidones se evaporase, llegó mi momento de gloria. Quedaban tres kilómetros para la cima y todos los aficionados vascos que se arremolinaban en la cuneta creyeron ver en mí a una especie de Ibán Mayo redivivo con el maillot del Euskaltel. En medio de una marabunta de bramidos, gritos, aplausos y vivas coroné el Portalet sin tiempo de explicarles que mi rh es de Toledo.

Después, en ese suplicio que se llama collado de la Hoz, me hice colega de un ciclista canario. Hasta aquí todo normal. Lo raro fue cuando me dijo que su novia, que le estaba esperando en meta, era de Villafranca de los Caballeros, a sólo 15 kilómetros de mi pueblo. Vénir hajta Sabíñanigo pa' ejto, que diría José Bono..., bueno y para dejar mi récord particular en 7h12. Lo de la peregrinación a Lourdes para correr la Hubert Arbes lo dejó para el siguiente artículo, porque tiene miga. Van unas fotitos de mala calidad de la QH. Por cierto, también hay un enlace de mi llegada al Marie Blanque, buscad en el minuto 2:20 a uno que va por el centro de naranja. http://corriendovoy.com/videos/ver_video.php?sec=3&carrera=qh&video=marieblanque2.flv

lunes, 16 de junio de 2008

El reto

Ya lo han hecho otros. No importa. Ser pionero no era una prioridad, ni siquiera una intención. Al final he sido preso de las circunstancias. La Quebrantahuesos siempre es una cita obligada. Ir en grupo, con el resto del club, casi una tradición. Pero este año de pasión por el cicloturismo, las inscripciones se cerraron el 70 horas, sólo pude apuntarme yo. La primera parte del delito ya estaba hecha. La segunda, sólo surgió. Nos enteramos que había una carrera en Francia llamada Hubert Arbes y que era al día siguiente que la QH. Así que, no había dudas. Todo el Deporsaburum iría al reto del Tourmalet y del Soulor, y yo, para no ser menos, también.

Así que me encontré con un reto de 361 kilómetros y seis puertos de montaña de los Pirineos en dos días. ¿Misión imposible? No, si cuando te lo planteas es en el mes de febrero. Quedan cuatro meses, mucho tiempo para entrenar, bajar peso y acompasar al cuerpo para tamaño palizón. Ahora, a menos de una semana vista, el toro se ve bastante más grande. Sobre todo porque eso de quedarse descolgado no va conmigo.

En resumen. El sábado 21, 205 kilómetros con Somport, Marie Blanque, Portalet y Collado de la Hoz. Al día siguiente, 156 kilómetros con Tourmalet y Soulor. Menos mal que dormimos en Lourdes y podré llenar los bidones de agua milagrosa...

Por cierto, aquí os dejo los perfiles de ambas etapas. La primera, la QH y después la Hubert gabacha.

viernes, 13 de junio de 2008

Tape al suelo (Crónica de Almagro)

Un frenazo, una explosión, el pelotón abierto y un maillot por los suelos. Así sucede siempre. Da lo mismo que sea en profesionales que en una cicloturista. La tragedia está a la vuelta de la esquina. No hace falta mucho para troncharse una clavícula. Caer, aunque se vaya despacio, siempre produce daños. Ahí comienza la lotería. Unas veces toca y otras no. En Almagro fue que sí.

La caída de Tape me recordó a la de Valverde en el Tour 2006. Un tramo llano, pelotón unido, no demasiada velocidad y un hueco en medio del gran grupo. En Francia fue un maillot blanco el que rodó por los suelos. En Almagro, uno azul. Las mismas ilusiones destrozadas. Luego, una marea de maillots del Deporsaburum arropando al compañero. La carrera se marchaba. Las personas están por encima de las bicicletas.

Quedaban 75 kilómetros para la meta y no nos quedó más remedio que juntarnos todos y tirar para delante. Acabar y pensar en otras cosas, como bromear sobre las gafas de ciento y pico euros de Tape, que aguantaron a la perfección la caída pero no el pisotón involuntario de Manolo. Rudy Proyect todavía no ha diseñado lentes para estos imprevistos. Tampoco los cambios de actitud del amigo Manolo, que el sábado por la mañana negó más veces que San Pedro que no iba a ir a Almagro. A las 22:30 había que hacerle un hueco en el coche. Esperemos que para la Hubert Arbrés se decida antes. Ya le veo llamando al móvil a medianoche diciendo que se viene para Lourdes... que le esperemos.

martes, 3 de junio de 2008

El plátano de Contador, el bocata de Valverde y el pastel energético de Sonse (Crónica camuñera)

Si es que al final somos nosotros peores. Nos hemos empeñao en que para andar con la bici hay que beber polvos disueltos en isostar y comer barritas hiperenergéticas en las que cualquier parecido con un alimento es pura casualidad. Pese a que el ciclismo está profesionalizado al máximo, los grandes, cada vez dependen menos de las maltodextrinas, argininas, ácidos ramificados y demás potingues sintéticos. Los toman, sí, pero cuando tienen oportunidad de volver a lo auténtico, lo hacen.

Esto viene después de una imagen del amigo Contador en el Giro. Acababa de subir el Mortirolo respondiendo a los ataques del bocas de Riccò, llevaba ya casi 200 kilómetros en las piernas y para recuperar fuerzas antes de afrontar Aprica se tomó un plátano. Sí, de esos que se ven en el Mercadona o el Carrefour a precio de oro. Lo mismo pasa con Valverde. El año pasado descubrí que él y Pereiro, nada más terminar una etapa del Tour, se comen un bocata de jamón con tomate y una coca-cola, como si hubieran llegado a la meta de una carrera de cadetes.

Y ahora vamos nosotros. Domingo. 8:30 de la mañana. El nueve de gala del Deporsaburum hace su entrada triunfal en Camuñas dispuesto a dar la talla en la cicloturista. El amigo Sonse, al que no le ha dado tiempo a desayunar, se despacha de una 'sentá' un pastelito que parece cargado por el diablo. 90 gramos y 400 calorías. Y de postre, otra barrita. Yo aprendí la lección en Asturias. Cada vez que veo el pastel en cuestión recuerdo una de las digestiones más pesadas de mi vida.

En Camuñas llegó el turno de Tape 'Rebellin'. Como un tiro subió Los Santos. Sólo pude ver cómo se alejaba. Mis piernas estaban a esas horas de vacaciones. Bastante tenía con llegar. Menos mal que a golpe de relevos entraron en calor y en Los Morrones se portaron. De un grupillo de seis nos quedamos sólo dos. No fuimos a ningún sitio, porque en el llano nos atraparon. Castigo de escalador.

La última sorpresa me la dio 'Escri'. Después de pillar a mi grupo nos dio un relevito de los suyos. A 50 por hora y la gente rezando porque llegase la meta. Así pasó. En el sprint nos metimos cuatro. Eso sí, en 90 kilómetros libres con dos puertos y mala carretera, una media de 35,6... uff, uff.

Para el final me dejo la 'Manolada' del día. Después de atacar en el llano y quemar al 'Capi', al nene no se le ocurre otra cosa que quedarse en Madridejos porque "caían unas gotillas". Y luego que decimos...

Por cierto, que todas las fotos son del CC San Nicasio. Robadas de su web.