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lunes, 23 de agosto de 2010

La Periko. "Demasiao que no ladras"


Un año y pico después me reengancho al ciclismo escrito después de disfrutar mucho tiempo del placentero ciclismo oral, ese que va de boca en boca con chascarrillos, comentarios y frases célebres. Pero esta vez me he dicho que es la definitiva y que ya toca poner en negrita todo lo que sucedió en Segovia durante poco más de 24 horas, productivas, eso sí.

A Perikolandia (con k, que es más maqui) llegamos de la forma más inesperada. Después de dos meses hablando del alojamiento en Madrid y de compartir camas (esto cada día nos gusta más) apareció Sonse a última hora sprintando con una idea peculiar, como casi todas las que tiene. Domir en la puta línea de meta y a sólo tres kilómetros de la salida, para no llegar tarde como aquella madrugada de la Italia dolomítica de la que no quiero acordarme. Así que, solución al canto. Roulotte repleta de bicis, comida (podriamos haber invitado a todo el Caisse d' Epargne después de la etapa del Tourmalet) y cuatro individuos de distinto ramaje y pelaje. A saber, Míster Punzón, alias el Capi, Dieguito Carrasco (tranqui que pronto tendrás mote), Sonse, si no hace menos de 5º no salgo con la bici y el que firma.

Como no era cuestión de aburrirse para amenizar el viaje de idea visualizamos varios vídeos de esos que te suben la moral para el día siguiente y en ninguno de ellos salían victorias de etapa o podios del Tour. Así que a las 22:00 nos plantamos a 100 metros de línea de meta para meternos una opípara cena e intentar dormir entre los llantos de una vecina a la que había dejao el novio. (nota, yo no me enteré, sino salgo a consolarla, por los menos).

Favorecidos por la situación, a las 6:30 tocó diana (bueno, alguno se levantó antes) y como mandan los cánones, opíparo desayuno, revisión oficial cortesía de Carrasco es Ciclismo, chips a las horquillas (esta vez a nadie se le ocurrió embridarlo al radio), suelta de los alimentos ingeridos por la noche y por la mañana y rumbo al acueducto de Segovia para buscar a Alejandro Valverde.

Pistoletazo de salida después de que Chico Pérez nos recordase que lo importante es volver y sprint para colocarnos en cabeza. Nos lo tomamos tan al pie de la letra que hasta dejamos atrás al coche que habría carrera. Así que, para no dar la nota, nos dejamos caer en el masivo pelotón de 2.000 tíos. Bueno, tantos no, porque a Sonse ya le habíamos perdido de vista.

Navacerrada fue mi momento cúlmen. Mal rollo cuando faltan todavía 150 kilómetros para la meta. Hice lo que Jero no me perdonará nunca. Adelanté a Perico y coroné junto al señor Carrasco. Eso sí, el ganador del Tour del 88 se tomó su venganza y me quitó las pegatinas de la bici bajando Cotos. Ya no le volví a ver.

Primeras rampas de Morcuera y comienzo del calvario. Sólo dos frases para resumirlo. No comais langostinos el día antes de una marcha, que cobran vida en el estómago y se empeñan en salir por cualquier sitio. Así que a sufrir. En la cima reagrupamiento en torno de Diego (el cabrón que decía que no salía y anda como nadie), que nos hace de gregario con los liquidos. Morcuera abajo como en la vida... el Polar puso 72,2 kilómetros hora y Canencia arriba a ritmo de foto y vídeo.

En la bajada de Canencia, y después de quedarme descolgado, encontré una de esas cosas que te hacen pensar que la vida puede ser maravillosa. Más sólo que la una se me pegó a rueda un triatleta en ebullición. Resumen. Agarré a tres grupetas que iban delante de mí. Igual que en el metro. Eso me permitió afrontar Navafría junto al Capi y Diego (sigo pensando el mote). Los primeros kilómetros bien... hasta que los langostinos volvieron a brotar en el falso llano. Menos mal que en la cima El Capi hizo de gregario aguador y nos permitió agarrar una grupeta con la que afrontar los 40 kilómetros más pestosos del cicloturismo internacional y en los que se cumple esa definición del ciclista. "Deportista al que da todo por culo, menos el aire, que siempre da de cara".

Y en unos de los repechos, con las pulsaciones brincando por encima de lo permitido, pinchazo al canto. A Diego, el afectado, no le vino bien. A mí, el doliente, como una bendición divina. Cinco minutillos parados, enganchar una nueva grupeta y BCR (Beber, comer y a rueda, el que pudiera comer, claro) hasta la meta. Nos dio tiempo hasta ver cómo el cuentakilómetros galáctico decía que había 40º y que el morenito iba a ser casi ibicenco.

Eso sí, la temperatura playera no siempre ayuda a todo el mundo y al amigo Sonse le volvió a dar sueño y a generar una frase mítica. "Prefiero la Quebrantahuesos de este año con 0º en la cima del Somport a esto". Como diría un monologuista amigo nuestro. "Demasiao que no ladras"

5 comentarios:

Poli dijo...

Luisito, chato, escribe un poco más a menudo!!

edu dijo...

Jajaja, buenísimo el post. Me uno a Poli, más ciclismo escrito, chato!

Javier Punzón dijo...

Eres una Maquina Luisito, si es que a quien se le diga que haces la Perico después de un dia de boda de tu amigo.
Felicidades a los 4 cada uno en su lugar.

un abrazo

Luis dijo...

Si claro... vosotros animadme a escribir y entonces tengo que dejar mis obligaciones federativas... bueno, me comprometo a contar lo de Italia, y la Miguel Indurain, pero solo para publicar la foto con el más grande... bueno, y la del Veleta, que salgo con Valverde.

De verdad que no os gusta el placentero ciclismo oral...

José Manuel dijo...

Acordandome de estos buenos ratos todavia me rio y ..... me duelen las piernas un abrazo y enhorabuena.