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martes, 2 de septiembre de 2008

Santificarás las fiestas

La Biblia no es mi libro de cabecera, pero la he leído. Quizás por eso me apliqué al máximo el mandamiento ese de santificarás las fiestas. No hay que perdonar ninguna y la boda de un amigo figura entre los momentos cumbres de la tradición festiva española. Si a estos compromisos ineludibles unes el ciclismo te sale un cocktel que se comienza a digerir un sábado a las 10 de la mañana con comilona y baile hasta altas horas de la noche incluído y acaba en resaca si le metes una cicloturista, por corta que sea.

Tres horas de sueño liviano y camino de Yepes. Marcha controlada, menos mal, pero tres tramitos libres con alguna rampa empinada. Eso sí, nada más llegar, la primera en la frente. Entre inscripciones, bostezos y demás nos perdimos el tramo neutralizado. Un cargo menos.

Los primeros kilómetros nos sirven para saber que la España de Gasol está aguantando a los NBA. Seguro que ellos no estuvieron el día anterior de boda... Enseguida encuentro la primera referencia. Alberto, del Club de Arganda. Rueda a seguir. La verdad es que no tenía ningún misterio. El primer tramo libre me pone en mi lugar. Una salida a un ataque en el llano y sufrimiento extremo en las rampas de subida a La Guardia. Sexto en la cima. Menos da una piedra. Menos mal que José Manuel ha hecho cuarto y salva la honra del club.

Todavía quedan cuatro del Deporsaburum por llegar. Raúl, 'Camuña's person', entra con los morros calientes. Se había empeñado en besar el asfalto pese al calor que hacía. La caída le obliga a subirse al autobús, qué envidia...

En el otro tramo libre, más de lo mismo. Vuelve a arrancar Alberto y nos deja a todos sentados. Esta vez hago octavo, pero con la sensación de haber desaprovechado mi mejor sprint en la rampa que no era. Sólo nos queda llanear hasta Yepes con aire de cara a 40 por hora y habrá terminado la tortura. Procuro no dar ninguna cabezada. ¡Que complicado es unir afición y devoción! Aunque todavía no se cuál es cuál.

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