Molinillo sin viento
Encontrareis cualquier asunto relacionado con el deporte que suscite polémica.
lunes, 23 de agosto de 2010
La Periko. "Demasiao que no ladras"
Un año y pico después me reengancho al ciclismo escrito después de disfrutar mucho tiempo del placentero ciclismo oral, ese que va de boca en boca con chascarrillos, comentarios y frases célebres. Pero esta vez me he dicho que es la definitiva y que ya toca poner en negrita todo lo que sucedió en Segovia durante poco más de 24 horas, productivas, eso sí.
A Perikolandia (con k, que es más maqui) llegamos de la forma más inesperada. Después de dos meses hablando del alojamiento en Madrid y de compartir camas (esto cada día nos gusta más) apareció Sonse a última hora sprintando con una idea peculiar, como casi todas las que tiene. Domir en la puta línea de meta y a sólo tres kilómetros de la salida, para no llegar tarde como aquella madrugada de la Italia dolomítica de la que no quiero acordarme. Así que, solución al canto. Roulotte repleta de bicis, comida (podriamos haber invitado a todo el Caisse d' Epargne después de la etapa del Tourmalet) y cuatro individuos de distinto ramaje y pelaje. A saber, Míster Punzón, alias el Capi, Dieguito Carrasco (tranqui que pronto tendrás mote), Sonse, si no hace menos de 5º no salgo con la bici y el que firma.
Como no era cuestión de aburrirse para amenizar el viaje de idea visualizamos varios vídeos de esos que te suben la moral para el día siguiente y en ninguno de ellos salían victorias de etapa o podios del Tour. Así que a las 22:00 nos plantamos a 100 metros de línea de meta para meternos una opípara cena e intentar dormir entre los llantos de una vecina a la que había dejao el novio. (nota, yo no me enteré, sino salgo a consolarla, por los menos).
Favorecidos por la situación, a las 6:30 tocó diana (bueno, alguno se levantó antes) y como mandan los cánones, opíparo desayuno, revisión oficial cortesía de Carrasco es Ciclismo, chips a las horquillas (esta vez a nadie se le ocurrió embridarlo al radio), suelta de los alimentos ingeridos por la noche y por la mañana y rumbo al acueducto de Segovia para buscar a Alejandro Valverde.
Pistoletazo de salida después de que Chico Pérez nos recordase que lo importante es volver y sprint para colocarnos en cabeza. Nos lo tomamos tan al pie de la letra que hasta dejamos atrás al coche que habría carrera. Así que, para no dar la nota, nos dejamos caer en el masivo pelotón de 2.000 tíos. Bueno, tantos no, porque a Sonse ya le habíamos perdido de vista.
Navacerrada fue mi momento cúlmen. Mal rollo cuando faltan todavía 150 kilómetros para la meta. Hice lo que Jero no me perdonará nunca. Adelanté a Perico y coroné junto al señor Carrasco. Eso sí, el ganador del Tour del 88 se tomó su venganza y me quitó las pegatinas de la bici bajando Cotos. Ya no le volví a ver.
Primeras rampas de Morcuera y comienzo del calvario. Sólo dos frases para resumirlo. No comais langostinos el día antes de una marcha, que cobran vida en el estómago y se empeñan en salir por cualquier sitio. Así que a sufrir. En la cima reagrupamiento en torno de Diego (el cabrón que decía que no salía y anda como nadie), que nos hace de gregario con los liquidos. Morcuera abajo como en la vida... el Polar puso 72,2 kilómetros hora y Canencia arriba a ritmo de foto y vídeo.
En la bajada de Canencia, y después de quedarme descolgado, encontré una de esas cosas que te hacen pensar que la vida puede ser maravillosa. Más sólo que la una se me pegó a rueda un triatleta en ebullición. Resumen. Agarré a tres grupetas que iban delante de mí. Igual que en el metro. Eso me permitió afrontar Navafría junto al Capi y Diego (sigo pensando el mote). Los primeros kilómetros bien... hasta que los langostinos volvieron a brotar en el falso llano. Menos mal que en la cima El Capi hizo de gregario aguador y nos permitió agarrar una grupeta con la que afrontar los 40 kilómetros más pestosos del cicloturismo internacional y en los que se cumple esa definición del ciclista. "Deportista al que da todo por culo, menos el aire, que siempre da de cara".
Y en unos de los repechos, con las pulsaciones brincando por encima de lo permitido, pinchazo al canto. A Diego, el afectado, no le vino bien. A mí, el doliente, como una bendición divina. Cinco minutillos parados, enganchar una nueva grupeta y BCR (Beber, comer y a rueda, el que pudiera comer, claro) hasta la meta. Nos dio tiempo hasta ver cómo el cuentakilómetros galáctico decía que había 40º y que el morenito iba a ser casi ibicenco.
Eso sí, la temperatura playera no siempre ayuda a todo el mundo y al amigo Sonse le volvió a dar sueño y a generar una frase mítica. "Prefiero la Quebrantahuesos de este año con 0º en la cima del Somport a esto". Como diría un monologuista amigo nuestro. "Demasiao que no ladras"
sábado, 11 de abril de 2009
Rebellin contra Pantani
La culpa la tiene el tiempo. Huracán de viento. Rodillo obligatorio. Poco menos de 60 kilos sobre una bici es un plato demasiado apetecible para el dios Eolo, capaz de darse el gustazo de mandarte a la cuneta cuando plazca. Para disminuir el tedio de dar pedales sin avanzar, vídeo al canto. Hoy toca la etapa de Alpe d' Huez del Tour 94. Sólo apto para friquis. Mientras pedaleo, el amigo Pantani me enciende la lucecita. Bingo, tengo que volver a escribir en el blog. Me explico.
En este Tour, con Indurain mandando en todos los terrenos, Marco Pantani se pasó el fuga todas las etapas de montaña. No ganó ninguna. Siempre atacó tarde. Distinto escenario. Alpes por montes de Toledo. Y diferentes galgos. Pros por deporsaburanos. Pero similar resultado. Al amigo Tape 'Rebellin' tenía comida la moral en todas las subidas. 'Demasiado tarde, demasiado temprano'. El jueves santo acertó. Era demasiado tarde, había que madrugar. Conversación a lo Contador-Luis León, 'Oye, y si ataco ¿qué?'. Demarraje seco. Voz por detrás 'Esto no lo hemos hecho nunca'. Y siete kilómetros de puerto por delante para demostrar las fuerzas. Éxito completo.
Pantani sólo tardó un año más en ganar en Alpe d'Huez. A Rebellin le queda menos para ser Pantani, ya se peina sin flequillo.
En este Tour, con Indurain mandando en todos los terrenos, Marco Pantani se pasó el fuga todas las etapas de montaña. No ganó ninguna. Siempre atacó tarde. Distinto escenario. Alpes por montes de Toledo. Y diferentes galgos. Pros por deporsaburanos. Pero similar resultado. Al amigo Tape 'Rebellin' tenía comida la moral en todas las subidas. 'Demasiado tarde, demasiado temprano'. El jueves santo acertó. Era demasiado tarde, había que madrugar. Conversación a lo Contador-Luis León, 'Oye, y si ataco ¿qué?'. Demarraje seco. Voz por detrás 'Esto no lo hemos hecho nunca'. Y siete kilómetros de puerto por delante para demostrar las fuerzas. Éxito completo.
Pantani sólo tardó un año más en ganar en Alpe d'Huez. A Rebellin le queda menos para ser Pantani, ya se peina sin flequillo.
martes, 9 de septiembre de 2008
Una reunión de amigos (XI Cicloturista de Consuegra)
Dice Federico Martín Bahamontes que los ciclistas que hablan mucho en el pelotón corren poco. Unzúe y Echavarri, dos maestros de esto, también coincidian en que cuando Indurain estaba muy dicharachero... malo. Hasta el mismo Perico, que no se calla ni debajo del agua, reconoce que solía permanecer en silencio los días importantes. Esta manía contra la verborrea que abunda entre los grandes ciclistas debe ser aconsejable, pero en mi persona es más que complicado de aplicar. Debo ser de los que dan la vara a todo el pelotón, porque después de cada marcha acabo conociendo a no menos de media docena de ciclistas y luego, pasa lo que pasa.
La XI edición de la Marcha Cicloturista de Consuegra reunió a muchos con los que he coincidido esta temporada. Vale que vengan los de Almagro, Sonseca o incluso Madrid, pero encontrarme a cicloturistas de Almería o el País Vasco que me conocían resultó ser una grata e inesperada sorpresa.
Al final, de los casi 170 que tomamos la salida podía hablar sin problemas con casi la mitad, así que me dedique a conocer al resto. Por una vez las piernas respondían al gusto del consumidor, así que a darle al palique durante los casi 105 kilómetros que duró la marcha. Es más, batí el récord del año pasado, en el que además de pedalear retransmití por el móvil la carrera.
Tuve que ahorrar palabras, sólo porque me faltaba el aliento, que conste, en los 10 kilómetros del final. Incluso se me entrecortó la respiración después de ver cómo media docena de compañeros rodaba por los suelos cuando el pelotón marchaba a casi 40 por hora. Esfuerzo y a enganchar con el resto.
Eso sí, en la subida al Castillo me marqué el ritmo Sastre. Tranquilito y a esperar como se movían en resto. Primero salió como una flecha Jesús Lucio Domínguez, ciclista amateur. Ni me inmuté. Esas aceleraciones son cómo agujas para mis piernas de diesel. Detrás de él una docena de ciclistas. Incautos. Me quedé en el puesto 13, a unos 100 metros del grupo cabecero. Cuando Domínguez pegó el último arreón aproveché la oportunidad. Muchos de los que intentaron seguirle acabaron pagando las consecuencias. Desfondados. Adelanté a varios para acabar noveno y llevarme mi primera botija. Calladito, eso sí, porque a casi 200 pulsaciones es más que complicado hablar.
La XI edición de la Marcha Cicloturista de Consuegra reunió a muchos con los que he coincidido esta temporada. Vale que vengan los de Almagro, Sonseca o incluso Madrid, pero encontrarme a cicloturistas de Almería o el País Vasco que me conocían resultó ser una grata e inesperada sorpresa.
Al final, de los casi 170 que tomamos la salida podía hablar sin problemas con casi la mitad, así que me dedique a conocer al resto. Por una vez las piernas respondían al gusto del consumidor, así que a darle al palique durante los casi 105 kilómetros que duró la marcha. Es más, batí el récord del año pasado, en el que además de pedalear retransmití por el móvil la carrera.
Tuve que ahorrar palabras, sólo porque me faltaba el aliento, que conste, en los 10 kilómetros del final. Incluso se me entrecortó la respiración después de ver cómo media docena de compañeros rodaba por los suelos cuando el pelotón marchaba a casi 40 por hora. Esfuerzo y a enganchar con el resto.
Eso sí, en la subida al Castillo me marqué el ritmo Sastre. Tranquilito y a esperar como se movían en resto. Primero salió como una flecha Jesús Lucio Domínguez, ciclista amateur. Ni me inmuté. Esas aceleraciones son cómo agujas para mis piernas de diesel. Detrás de él una docena de ciclistas. Incautos. Me quedé en el puesto 13, a unos 100 metros del grupo cabecero. Cuando Domínguez pegó el último arreón aproveché la oportunidad. Muchos de los que intentaron seguirle acabaron pagando las consecuencias. Desfondados. Adelanté a varios para acabar noveno y llevarme mi primera botija. Calladito, eso sí, porque a casi 200 pulsaciones es más que complicado hablar.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Tape entrevista a Valverde (Marcha de la Vuelta)
Siempre he oído eso de que hay mentiras piadosas. Una mezcla de pecado 'mentir' con redención inmediata 'piedad'. Algo así como poner una venda antes de que se haga la herida. Lo que le hicimos a Tape es algo más que esto. Un engaño manifiesto, pero con final feliz.
Nos planteamos la marcha de la Vuelta en Granada como penúltimo objetivo del año. Monachil y Sierra Nevada no son moco de pavo. Sonse tiró el guante, yo lo recogí y Tape tardó un minuto en apuntarse. Escri y José Manuel dudaron, pero un mes antes de la marcha ya estaban apuntados. Ahora, el problema estaba en 'engañar' a Tape durante casi un mes para que pensara que sólo íbamos tres...
Se consiguió. Eso sí, enganchando una sarta de mentiras que eso llegó a parecer una película española de los años 60. Y Tape llegó a Granada pensando que sólo íbamos a participar tres en la marcha, porque Escri ya había descubierto parte de su pastel subiéndose al coche. Quedaba el plato fuerte. El gancho, nada más que Alejandro Valverde. Quedamos en su hotel, hablamos con David Arroyo y cuando Míster Tape esperaba al murciano apareció José Manuel. Nos libramos de una paliza por poco...
Ya montados en la bici, el acudir cinco tíos a la marcha supuso que nos dieran el premio al club más lejano. El trofeo, en sí, no tiene mucha historia, pero subir al podio de la Vuelta aunque fuese un señor con bigote y no una azafata el que entregase el galardón merece la pena. Una foto para la posteridad.
Lo cierto es que hubo se sudar el galardón y no me refiero al calor granadino. Monachil ya me hizo jurar en arameo que jamás volvería allí, pero los cinco kilómetro iniciales de subida desde Guéjar Sierra hasta Pradollano me obligaron a implorar que trasladaran el Marie Blanque a Granada. El camino de cabras que diseñó Olano, con lo poco que le gustaba subir a este hombre, nos puso de por medio rampas de hasta el 19%, datos oficiales, y algunas curvas en las que había que subir sentado porque la bici derrapaba, y no precisamente por la velocidad.
Sensaciones no las tuve hasta que el puerto dejó de ser una pared para convertirse en una carretera. Entonces sí, piñones pa'bajo y a subir con aire de cara, que también se las trae. Y bueno... acabar el 41 de 300 participantes no está del todo mal.
Por la tarde, después de hacer que en el hotel nos facilitasen una habitación para ducharnos, nos tuvimos que 'colar' en la salida de la Vuelta. Pases Vip, comida y bebida gratis y situación privilegiada para ver la crono por equipos de la Vuelta. No está mal. Sólo faltó la entrevista a Valverde...
Nos planteamos la marcha de la Vuelta en Granada como penúltimo objetivo del año. Monachil y Sierra Nevada no son moco de pavo. Sonse tiró el guante, yo lo recogí y Tape tardó un minuto en apuntarse. Escri y José Manuel dudaron, pero un mes antes de la marcha ya estaban apuntados. Ahora, el problema estaba en 'engañar' a Tape durante casi un mes para que pensara que sólo íbamos tres...
Se consiguió. Eso sí, enganchando una sarta de mentiras que eso llegó a parecer una película española de los años 60. Y Tape llegó a Granada pensando que sólo íbamos a participar tres en la marcha, porque Escri ya había descubierto parte de su pastel subiéndose al coche. Quedaba el plato fuerte. El gancho, nada más que Alejandro Valverde. Quedamos en su hotel, hablamos con David Arroyo y cuando Míster Tape esperaba al murciano apareció José Manuel. Nos libramos de una paliza por poco...
Ya montados en la bici, el acudir cinco tíos a la marcha supuso que nos dieran el premio al club más lejano. El trofeo, en sí, no tiene mucha historia, pero subir al podio de la Vuelta aunque fuese un señor con bigote y no una azafata el que entregase el galardón merece la pena. Una foto para la posteridad.
Lo cierto es que hubo se sudar el galardón y no me refiero al calor granadino. Monachil ya me hizo jurar en arameo que jamás volvería allí, pero los cinco kilómetro iniciales de subida desde Guéjar Sierra hasta Pradollano me obligaron a implorar que trasladaran el Marie Blanque a Granada. El camino de cabras que diseñó Olano, con lo poco que le gustaba subir a este hombre, nos puso de por medio rampas de hasta el 19%, datos oficiales, y algunas curvas en las que había que subir sentado porque la bici derrapaba, y no precisamente por la velocidad.
Sensaciones no las tuve hasta que el puerto dejó de ser una pared para convertirse en una carretera. Entonces sí, piñones pa'bajo y a subir con aire de cara, que también se las trae. Y bueno... acabar el 41 de 300 participantes no está del todo mal.
Por la tarde, después de hacer que en el hotel nos facilitasen una habitación para ducharnos, nos tuvimos que 'colar' en la salida de la Vuelta. Pases Vip, comida y bebida gratis y situación privilegiada para ver la crono por equipos de la Vuelta. No está mal. Sólo faltó la entrevista a Valverde...
martes, 2 de septiembre de 2008
Santificarás las fiestas
La Biblia no es mi libro de cabecera, pero la he leído. Quizás por eso me apliqué al máximo el mandamiento ese de santificarás las fiestas. No hay que perdonar ninguna y la boda de un amigo figura entre los momentos cumbres de la tradición festiva española. Si a estos compromisos ineludibles unes el ciclismo te sale un cocktel que se comienza a digerir un sábado a las 10 de la mañana con comilona y baile hasta altas horas de la noche incluído y acaba en resaca si le metes una cicloturista, por corta que sea.
Tres horas de sueño liviano y camino de Yepes. Marcha controlada, menos mal, pero tres tramitos libres con alguna rampa empinada. Eso sí, nada más llegar, la primera en la frente. Entre inscripciones, bostezos y demás nos perdimos el tramo neutralizado. Un cargo menos.
Los primeros kilómetros nos sirven para saber que la España de Gasol está aguantando a los NBA. Seguro que ellos no estuvieron el día anterior de boda... Enseguida encuentro la primera referencia. Alberto, del Club de Arganda. Rueda a seguir. La verdad es que no tenía ningún misterio. El primer tramo libre me pone en mi lugar. Una salida a un ataque en el llano y sufrimiento extremo en las rampas de subida a La Guardia. Sexto en la cima. Menos da una piedra. Menos mal que José Manuel ha hecho cuarto y salva la honra del club.
Todavía quedan cuatro del Deporsaburum por llegar. Raúl, 'Camuña's person', entra con los morros calientes. Se había empeñado en besar el asfalto pese al calor que hacía. La caída le obliga a subirse al autobús, qué envidia...
En el otro tramo libre, más de lo mismo. Vuelve a arrancar Alberto y nos deja a todos sentados. Esta vez hago octavo, pero con la sensación de haber desaprovechado mi mejor sprint en la rampa que no era. Sólo nos queda llanear hasta Yepes con aire de cara a 40 por hora y habrá terminado la tortura. Procuro no dar ninguna cabezada. ¡Que complicado es unir afición y devoción! Aunque todavía no se cuál es cuál.
Tres horas de sueño liviano y camino de Yepes. Marcha controlada, menos mal, pero tres tramitos libres con alguna rampa empinada. Eso sí, nada más llegar, la primera en la frente. Entre inscripciones, bostezos y demás nos perdimos el tramo neutralizado. Un cargo menos.
Los primeros kilómetros nos sirven para saber que la España de Gasol está aguantando a los NBA. Seguro que ellos no estuvieron el día anterior de boda... Enseguida encuentro la primera referencia. Alberto, del Club de Arganda. Rueda a seguir. La verdad es que no tenía ningún misterio. El primer tramo libre me pone en mi lugar. Una salida a un ataque en el llano y sufrimiento extremo en las rampas de subida a La Guardia. Sexto en la cima. Menos da una piedra. Menos mal que José Manuel ha hecho cuarto y salva la honra del club.
Todavía quedan cuatro del Deporsaburum por llegar. Raúl, 'Camuña's person', entra con los morros calientes. Se había empeñado en besar el asfalto pese al calor que hacía. La caída le obliga a subirse al autobús, qué envidia...
En el otro tramo libre, más de lo mismo. Vuelve a arrancar Alberto y nos deja a todos sentados. Esta vez hago octavo, pero con la sensación de haber desaprovechado mi mejor sprint en la rampa que no era. Sólo nos queda llanear hasta Yepes con aire de cara a 40 por hora y habrá terminado la tortura. Procuro no dar ninguna cabezada. ¡Que complicado es unir afición y devoción! Aunque todavía no se cuál es cuál.
viernes, 25 de julio de 2008
El amigo Julien (Hubert Arbes 2008)
Maldito fue el día en que el amigo Sonse escuchó eso de "Buahhh, la Quebrantahuesos es para llaneadores, nosotros hacemos la Hubert Arbes". Eran unos compañeros vascos, creo, con los que se juntó en la Marmotte. Palabras mayores. Así que, picados en nuestro orgullo manchego, aquí lo más alto que tenemos es el puerto de Marjaliza, que, por cierto, se sube en esta Vuelta a España, Escri, Sonse, José Manuel, Javi, la clavícula de Tapetado y yo, decidimos emprender el reto de subir Loucrop, Tourmalet, Borderés y Soulor de una tacada. Casi na. Y encima, a más de 30º, de media eh, que llegamos a los 42.
Con la Quebrantahuesos en las piernas no era cuestión de 'apretarse' desde el principio, así que en los 20 kilómetros de carreteras francesas (un infierno de rotondas, isletas y señales mal colocadas) me dediqué a rodar tranquilo. Fue llegar el Loucrop y 'picarme' con dos o tres gabachitos de esos que van a su bola, como si no estuvieran rodeados de casi 1.000 ciclistas más. En el descenso me dí cuenta que bajando hacían lo mismo, así que cogí rueda de un catalán que hacía una trazada muy a la española. Que raro suena esto.
El tramo llano, bueno, más bien picajoso, por Bagnerés de Bigorre, se hizo eterno. El Tourmalet ahí, a un paso. Nervios para entrar bien colocado. Y eso que son 18 kilómetros de nada. En la curva de la fuente (cualquiera que haya estado allí la conoce) los amigos gabachos nos tenían preparado un atasco para que nuestro chip pitase y así medirnos el tiempo que tardábamos en subir el 'mal giro', que es lo que viene a significar el nombre del puerto. No está mal la idea, luego nos sirve para compararnos con los pros y darnos cuenta de lo que es andar.
Aquí sí que no me pillaron. Era mi tercer Tourmalet por La Mongie (algo así como un 8.000 en el alpinismo) y me lo tomé con tranquilidad. Hasta Gripp estuve hablando con un valenciano, después me hice amigo de un francés que nos deseó suerte para la Eurocopa, ese día era el España-Italia, entre charlas llegué a las galerías y me dije, esta es la mía. Desde allí y hasta la cima, cinco kilómetros de los más duros que se pueden hacer en bicicleta, fui recogiendo 'cadáveres'. 'Mesié Le Masó', ese gran amigo de Perico Delgado, estaba haciendo su agosto. Repartió a gusto. Coroné como nunca lo había soñado, con fuerzas, pero a 20 minutos de los primeros, liderados por Nicolás Portal, el gabacho del Caisse d'Epargne, con el que un mes después pude hablar y al que 'reté' para el año que viene.
Aproveché el tiempo de espera para hacernos la foto mítica del cartel y el ciclista degustando la cocina francesa ciclista. Barritas de gelatina, muchos frutos secos, algo que otro sandwich y una especie de isostar que sabía a sudor, pero del que me bebí dos botellines. La sed obliga. Llega Javi y da la noticia. 'A mi hermano se le ha roto el cambio, está fuera de carrera'. Escribano corona con muy mala cara y renegando.... 'yo hago la pequeña', y Sonse, que reconoce que ha tenido una pequeña cita con 'Mesie Le Masó' anima, venga a por el Borderés.
El Borderés puede ser el puerto peor medido de la historia. La altimetría decía algo así como rampas del 6% y muchos descansillos. Luego, sobre la carretera descarnada y botosa, eran kilómetros enteros al 10 y al 12%, con algún pico del 17%. Una trampa que nos dio paso a un Soulor que se hizo más que eterno y en el que las sombras fueron lugares cotizadísimos. No era extraño encontrar a un grupito acurrucado bajo un arbol bebiendo agua.
Al acabar de bajar el Soulor nos esperaban nada menos que 40 kilómetros llanos, con algún repechillo, eso sí, sobre la canícula francesa, que diría Javier Ares. En el primero nos encontramos con un francesito perdido de la mano de Dios. A rueda chaval. No sabía ni una palabra de español, pero en estos casos se entiende todo. Este grupo inicial de cuatro, el gabacho, Sonse, Javi y yo, porque Escri hizo la 3,14 nada más comenzar a subir Borderés, fue engordando con el paso de los kilómetros con todos los cadáveres que íbamos encontrando. Eso sí, todos a rueda. Ni un relevo daban los colegas.
A unos diez de meta, 'Mesié Le Masó' le recordó a Sonse que tenían una cita. Lo certíficamos cuando dijo la mítica frase, 'dejadme solo que voy mal'. Pajarón al canto. No problem, más flojito y a esperar. Eso no lo pareció entender la recua de chuparuedas que venía detrás, que aprovechó para atacar. Menos mal que el amigo Julien se quedó con nosotros. No trabajo, no demarro. Buena filosofía. Luego le hicimos entrar de la mano con nosotros. Con personas así merece la pena hacer 165 kilómetros bajo un sol de justicia.
Con la Quebrantahuesos en las piernas no era cuestión de 'apretarse' desde el principio, así que en los 20 kilómetros de carreteras francesas (un infierno de rotondas, isletas y señales mal colocadas) me dediqué a rodar tranquilo. Fue llegar el Loucrop y 'picarme' con dos o tres gabachitos de esos que van a su bola, como si no estuvieran rodeados de casi 1.000 ciclistas más. En el descenso me dí cuenta que bajando hacían lo mismo, así que cogí rueda de un catalán que hacía una trazada muy a la española. Que raro suena esto.
El tramo llano, bueno, más bien picajoso, por Bagnerés de Bigorre, se hizo eterno. El Tourmalet ahí, a un paso. Nervios para entrar bien colocado. Y eso que son 18 kilómetros de nada. En la curva de la fuente (cualquiera que haya estado allí la conoce) los amigos gabachos nos tenían preparado un atasco para que nuestro chip pitase y así medirnos el tiempo que tardábamos en subir el 'mal giro', que es lo que viene a significar el nombre del puerto. No está mal la idea, luego nos sirve para compararnos con los pros y darnos cuenta de lo que es andar.
Aquí sí que no me pillaron. Era mi tercer Tourmalet por La Mongie (algo así como un 8.000 en el alpinismo) y me lo tomé con tranquilidad. Hasta Gripp estuve hablando con un valenciano, después me hice amigo de un francés que nos deseó suerte para la Eurocopa, ese día era el España-Italia, entre charlas llegué a las galerías y me dije, esta es la mía. Desde allí y hasta la cima, cinco kilómetros de los más duros que se pueden hacer en bicicleta, fui recogiendo 'cadáveres'. 'Mesié Le Masó', ese gran amigo de Perico Delgado, estaba haciendo su agosto. Repartió a gusto. Coroné como nunca lo había soñado, con fuerzas, pero a 20 minutos de los primeros, liderados por Nicolás Portal, el gabacho del Caisse d'Epargne, con el que un mes después pude hablar y al que 'reté' para el año que viene.
Aproveché el tiempo de espera para hacernos la foto mítica del cartel y el ciclista degustando la cocina francesa ciclista. Barritas de gelatina, muchos frutos secos, algo que otro sandwich y una especie de isostar que sabía a sudor, pero del que me bebí dos botellines. La sed obliga. Llega Javi y da la noticia. 'A mi hermano se le ha roto el cambio, está fuera de carrera'. Escribano corona con muy mala cara y renegando.... 'yo hago la pequeña', y Sonse, que reconoce que ha tenido una pequeña cita con 'Mesie Le Masó' anima, venga a por el Borderés.
El Borderés puede ser el puerto peor medido de la historia. La altimetría decía algo así como rampas del 6% y muchos descansillos. Luego, sobre la carretera descarnada y botosa, eran kilómetros enteros al 10 y al 12%, con algún pico del 17%. Una trampa que nos dio paso a un Soulor que se hizo más que eterno y en el que las sombras fueron lugares cotizadísimos. No era extraño encontrar a un grupito acurrucado bajo un arbol bebiendo agua.
Al acabar de bajar el Soulor nos esperaban nada menos que 40 kilómetros llanos, con algún repechillo, eso sí, sobre la canícula francesa, que diría Javier Ares. En el primero nos encontramos con un francesito perdido de la mano de Dios. A rueda chaval. No sabía ni una palabra de español, pero en estos casos se entiende todo. Este grupo inicial de cuatro, el gabacho, Sonse, Javi y yo, porque Escri hizo la 3,14 nada más comenzar a subir Borderés, fue engordando con el paso de los kilómetros con todos los cadáveres que íbamos encontrando. Eso sí, todos a rueda. Ni un relevo daban los colegas.
A unos diez de meta, 'Mesié Le Masó' le recordó a Sonse que tenían una cita. Lo certíficamos cuando dijo la mítica frase, 'dejadme solo que voy mal'. Pajarón al canto. No problem, más flojito y a esperar. Eso no lo pareció entender la recua de chuparuedas que venía detrás, que aprovechó para atacar. Menos mal que el amigo Julien se quedó con nosotros. No trabajo, no demarro. Buena filosofía. Luego le hicimos entrar de la mano con nosotros. Con personas así merece la pena hacer 165 kilómetros bajo un sol de justicia.
miércoles, 25 de junio de 2008
La playa de los Pirineos (QH+HB)
Al final este blog va a parecer un tratado de meteorología en vez de ciclismo. Pero es que la situación lo exige. Imposible eludirlo. Y si no, que alguien me lo explique ¿cómo puede marcar el termómetro 42º en los Pirineos franceses? Pues sí, pasó y para más señas fue el 22 de junio a las 15:00, cuando afrontábamos los 30 últimos kilómetros de la Hubert Arbes (HB) después de subir Loucrop, Tourmalet, Borderés y Soulor. No hizo falta que nadie nos explicase eso del calentamiento global. El Mediterráneo en los Pirineos.
Las pedaladas dentro del horno pirenaico francés sólo fueron el epílogo de dos jornadas seguidas de ciclismo de altas cumbres. Todo empezó, como expliqué en el comentario anterior, por la casualidad. Así, que el 21 de junio bien tempranito, la salida era a las 7:30, me vestí con mi maillot del Euskaltel, había que conservar limpio el maillot del club, dispuesto a tomar la salida en la Quebrantahuesos (QH). El objetivo, rebajar el tiempo del año pasado (7h31) y guardar fuerzas para el día siguiente en la HB, si es que aquello era posible.
Al salir solo, no me quedó más remedio que ir haciendo amistades por el camino. Al principio, todos vascos, que creían ver en mí a un bilbaíno a uso. Después comencé a vislumbrar una retahíla de maillots conocidos. Quintanar, Sonseca, Almagro, Herencia, a todos se les quedaba cara rara cuando les saludaba con un ¡¡¡vamos paisanos!!! en perfecto dialecto castellano-manchego.
Sin comerlo ni beberlo me planté en el Marie Blanque. Tranquilito y con el 27 bendito metido me dediqué a no sufrir, si es que se puede decir eso en un puerto con cuatro kilómetros por encima del 11%. Al bajar, oh sorpresa, la grupetta camuñera, eso sí, también reducida a la mínima expresión. Vamos que eran dos, Pigüi y Furia. Llegamos al Portalet juntos, pero a los 15 kilómetros de subida tuve que dejar al bueno de Pigüi que se marchase solo. Mi ritmo es el mío y me lo marco yo, pensé. Dos avituallamientos líquidos más arriba, el calor hacía que el agua de los bidones se evaporase, llegó mi momento de gloria. Quedaban tres kilómetros para la cima y todos los aficionados vascos que se arremolinaban en la cuneta creyeron ver en mí a una especie de Ibán Mayo redivivo con el maillot del Euskaltel. En medio de una marabunta de bramidos, gritos, aplausos y vivas coroné el Portalet sin tiempo de explicarles que mi rh es de Toledo.
Después, en ese suplicio que se llama collado de la Hoz, me hice colega de un ciclista canario. Hasta aquí todo normal. Lo raro fue cuando me dijo que su novia, que le estaba esperando en meta, era de Villafranca de los Caballeros, a sólo 15 kilómetros de mi pueblo. Vénir hajta Sabíñanigo pa' ejto, que diría José Bono..., bueno y para dejar mi récord particular en 7h12. Lo de la peregrinación a Lourdes para correr la Hubert Arbes lo dejó para el siguiente artículo, porque tiene miga. Van unas fotitos de mala calidad de la QH. Por cierto, también hay un enlace de mi llegada al Marie Blanque, buscad en el minuto 2:20 a uno que va por el centro de naranja. http://corriendovoy.com/videos/ver_video.php?sec=3&carrera=qh&video=marieblanque2.flv
Las pedaladas dentro del horno pirenaico francés sólo fueron el epílogo de dos jornadas seguidas de ciclismo de altas cumbres. Todo empezó, como expliqué en el comentario anterior, por la casualidad. Así, que el 21 de junio bien tempranito, la salida era a las 7:30, me vestí con mi maillot del Euskaltel, había que conservar limpio el maillot del club, dispuesto a tomar la salida en la Quebrantahuesos (QH). El objetivo, rebajar el tiempo del año pasado (7h31) y guardar fuerzas para el día siguiente en la HB, si es que aquello era posible.
Al salir solo, no me quedó más remedio que ir haciendo amistades por el camino. Al principio, todos vascos, que creían ver en mí a un bilbaíno a uso. Después comencé a vislumbrar una retahíla de maillots conocidos. Quintanar, Sonseca, Almagro, Herencia, a todos se les quedaba cara rara cuando les saludaba con un ¡¡¡vamos paisanos!!! en perfecto dialecto castellano-manchego.
Sin comerlo ni beberlo me planté en el Marie Blanque. Tranquilito y con el 27 bendito metido me dediqué a no sufrir, si es que se puede decir eso en un puerto con cuatro kilómetros por encima del 11%. Al bajar, oh sorpresa, la grupetta camuñera, eso sí, también reducida a la mínima expresión. Vamos que eran dos, Pigüi y Furia. Llegamos al Portalet juntos, pero a los 15 kilómetros de subida tuve que dejar al bueno de Pigüi que se marchase solo. Mi ritmo es el mío y me lo marco yo, pensé. Dos avituallamientos líquidos más arriba, el calor hacía que el agua de los bidones se evaporase, llegó mi momento de gloria. Quedaban tres kilómetros para la cima y todos los aficionados vascos que se arremolinaban en la cuneta creyeron ver en mí a una especie de Ibán Mayo redivivo con el maillot del Euskaltel. En medio de una marabunta de bramidos, gritos, aplausos y vivas coroné el Portalet sin tiempo de explicarles que mi rh es de Toledo.
Después, en ese suplicio que se llama collado de la Hoz, me hice colega de un ciclista canario. Hasta aquí todo normal. Lo raro fue cuando me dijo que su novia, que le estaba esperando en meta, era de Villafranca de los Caballeros, a sólo 15 kilómetros de mi pueblo. Vénir hajta Sabíñanigo pa' ejto, que diría José Bono..., bueno y para dejar mi récord particular en 7h12. Lo de la peregrinación a Lourdes para correr la Hubert Arbes lo dejó para el siguiente artículo, porque tiene miga. Van unas fotitos de mala calidad de la QH. Por cierto, también hay un enlace de mi llegada al Marie Blanque, buscad en el minuto 2:20 a uno que va por el centro de naranja. http://corriendovoy.com/videos/ver_video.php?sec=3&carrera=qh&video=marieblanque2.flv
lunes, 16 de junio de 2008
El reto
Ya lo han hecho otros. No importa. Ser pionero no era una prioridad, ni siquiera una intención. Al final he sido preso de las circunstancias. La Quebrantahuesos siempre es una cita obligada. Ir en grupo, con el resto del club, casi una tradición. Pero este año de pasión por el cicloturismo, las inscripciones se cerraron el 70 horas, sólo pude apuntarme yo. La primera parte del delito ya estaba hecha. La segunda, sólo surgió. Nos enteramos que había una carrera en Francia llamada Hubert Arbes y que era al día siguiente que la QH. Así que, no había dudas. Todo el Deporsaburum iría al reto del Tourmalet y del Soulor, y yo, para no ser menos, también.
Así que me encontré con un reto de 361 kilómetros y seis puertos de montaña de los Pirineos en dos días. ¿Misión imposible? No, si cuando te lo planteas es en el mes de febrero. Quedan cuatro meses, mucho tiempo para entrenar, bajar peso y acompasar al cuerpo para tamaño palizón. Ahora, a menos de una semana vista, el toro se ve bastante más grande. Sobre todo porque eso de quedarse descolgado no va conmigo.
En resumen. El sábado 21, 205 kilómetros con Somport, Marie Blanque, Portalet y Collado de la Hoz. Al día siguiente, 156 kilómetros con Tourmalet y Soulor. Menos mal que dormimos en Lourdes y podré llenar los bidones de agua milagrosa...
Por cierto, aquí os dejo los perfiles de ambas etapas. La primera, la QH y después la Hubert gabacha.
Así que me encontré con un reto de 361 kilómetros y seis puertos de montaña de los Pirineos en dos días. ¿Misión imposible? No, si cuando te lo planteas es en el mes de febrero. Quedan cuatro meses, mucho tiempo para entrenar, bajar peso y acompasar al cuerpo para tamaño palizón. Ahora, a menos de una semana vista, el toro se ve bastante más grande. Sobre todo porque eso de quedarse descolgado no va conmigo.
En resumen. El sábado 21, 205 kilómetros con Somport, Marie Blanque, Portalet y Collado de la Hoz. Al día siguiente, 156 kilómetros con Tourmalet y Soulor. Menos mal que dormimos en Lourdes y podré llenar los bidones de agua milagrosa...
Por cierto, aquí os dejo los perfiles de ambas etapas. La primera, la QH y después la Hubert gabacha.
viernes, 13 de junio de 2008
Tape al suelo (Crónica de Almagro)
Un frenazo, una explosión, el pelotón abierto y un maillot por los suelos. Así sucede siempre. Da lo mismo que sea en profesionales que en una cicloturista. La tragedia está a la vuelta de la esquina. No hace falta mucho para troncharse una clavícula. Caer, aunque se vaya despacio, siempre produce daños. Ahí comienza la lotería. Unas veces toca y otras no. En Almagro fue que sí.
La caída de Tape me recordó a la de Valverde en el Tour 2006. Un tramo llano, pelotón unido, no demasiada velocidad y un hueco en medio del gran grupo. En Francia fue un maillot blanco el que rodó por los suelos. En Almagro, uno azul. Las mismas ilusiones destrozadas. Luego, una marea de maillots del Deporsaburum arropando al compañero. La carrera se marchaba. Las personas están por encima de las bicicletas.
Quedaban 75 kilómetros para la meta y no nos quedó más remedio que juntarnos todos y tirar para delante. Acabar y pensar en otras cosas, como bromear sobre las gafas de ciento y pico euros de Tape, que aguantaron a la perfección la caída pero no el pisotón involuntario de Manolo. Rudy Proyect todavía no ha diseñado lentes para estos imprevistos. Tampoco los cambios de actitud del amigo Manolo, que el sábado por la mañana negó más veces que San Pedro que no iba a ir a Almagro. A las 22:30 había que hacerle un hueco en el coche. Esperemos que para la Hubert Arbrés se decida antes. Ya le veo llamando al móvil a medianoche diciendo que se viene para Lourdes... que le esperemos.
La caída de Tape me recordó a la de Valverde en el Tour 2006. Un tramo llano, pelotón unido, no demasiada velocidad y un hueco en medio del gran grupo. En Francia fue un maillot blanco el que rodó por los suelos. En Almagro, uno azul. Las mismas ilusiones destrozadas. Luego, una marea de maillots del Deporsaburum arropando al compañero. La carrera se marchaba. Las personas están por encima de las bicicletas.
Quedaban 75 kilómetros para la meta y no nos quedó más remedio que juntarnos todos y tirar para delante. Acabar y pensar en otras cosas, como bromear sobre las gafas de ciento y pico euros de Tape, que aguantaron a la perfección la caída pero no el pisotón involuntario de Manolo. Rudy Proyect todavía no ha diseñado lentes para estos imprevistos. Tampoco los cambios de actitud del amigo Manolo, que el sábado por la mañana negó más veces que San Pedro que no iba a ir a Almagro. A las 22:30 había que hacerle un hueco en el coche. Esperemos que para la Hubert Arbrés se decida antes. Ya le veo llamando al móvil a medianoche diciendo que se viene para Lourdes... que le esperemos.
martes, 3 de junio de 2008
El plátano de Contador, el bocata de Valverde y el pastel energético de Sonse (Crónica camuñera)
Si es que al final somos nosotros peores. Nos hemos empeñao en que para andar con la bici hay que beber polvos disueltos en isostar y comer barritas hiperenergéticas en las que cualquier parecido con un alimento es pura casualidad. Pese a que el ciclismo está profesionalizado al máximo, los grandes, cada vez dependen menos de las maltodextrinas, argininas, ácidos ramificados y demás potingues sintéticos. Los toman, sí, pero cuando tienen oportunidad de volver a lo auténtico, lo hacen.
Esto viene después de una imagen del amigo Contador en el Giro. Acababa de subir el Mortirolo respondiendo a los ataques del bocas de Riccò, llevaba ya casi 200 kilómetros en las piernas y para recuperar fuerzas antes de afrontar Aprica se tomó un plátano. Sí, de esos que se ven en el Mercadona o el Carrefour a precio de oro. Lo mismo pasa con Valverde. El año pasado descubrí que él y Pereiro, nada más terminar una etapa del Tour, se comen un bocata de jamón con tomate y una coca-cola, como si hubieran llegado a la meta de una carrera de cadetes.
Y ahora vamos nosotros. Domingo. 8:30 de la mañana. El nueve de gala del Deporsaburum hace su entrada triunfal en Camuñas dispuesto a dar la talla en la cicloturista. El amigo Sonse, al que no le ha dado tiempo a desayunar, se despacha de una 'sentá' un pastelito que parece cargado por el diablo. 90 gramos y 400 calorías. Y de postre, otra barrita. Yo aprendí la lección en Asturias. Cada vez que veo el pastel en cuestión recuerdo una de las digestiones más pesadas de mi vida.
En Camuñas llegó el turno de Tape 'Rebellin'. Como un tiro subió Los Santos. Sólo pude ver cómo se alejaba. Mis piernas estaban a esas horas de vacaciones. Bastante tenía con llegar. Menos mal que a golpe de relevos entraron en calor y en Los Morrones se portaron. De un grupillo de seis nos quedamos sólo dos. No fuimos a ningún sitio, porque en el llano nos atraparon. Castigo de escalador.
La última sorpresa me la dio 'Escri'. Después de pillar a mi grupo nos dio un relevito de los suyos. A 50 por hora y la gente rezando porque llegase la meta. Así pasó. En el sprint nos metimos cuatro. Eso sí, en 90 kilómetros libres con dos puertos y mala carretera, una media de 35,6... uff, uff.
Para el final me dejo la 'Manolada' del día. Después de atacar en el llano y quemar al 'Capi', al nene no se le ocurre otra cosa que quedarse en Madridejos porque "caían unas gotillas". Y luego que decimos...
Por cierto, que todas las fotos son del CC San Nicasio. Robadas de su web.
Esto viene después de una imagen del amigo Contador en el Giro. Acababa de subir el Mortirolo respondiendo a los ataques del bocas de Riccò, llevaba ya casi 200 kilómetros en las piernas y para recuperar fuerzas antes de afrontar Aprica se tomó un plátano. Sí, de esos que se ven en el Mercadona o el Carrefour a precio de oro. Lo mismo pasa con Valverde. El año pasado descubrí que él y Pereiro, nada más terminar una etapa del Tour, se comen un bocata de jamón con tomate y una coca-cola, como si hubieran llegado a la meta de una carrera de cadetes.
Y ahora vamos nosotros. Domingo. 8:30 de la mañana. El nueve de gala del Deporsaburum hace su entrada triunfal en Camuñas dispuesto a dar la talla en la cicloturista. El amigo Sonse, al que no le ha dado tiempo a desayunar, se despacha de una 'sentá' un pastelito que parece cargado por el diablo. 90 gramos y 400 calorías. Y de postre, otra barrita. Yo aprendí la lección en Asturias. Cada vez que veo el pastel en cuestión recuerdo una de las digestiones más pesadas de mi vida.
En Camuñas llegó el turno de Tape 'Rebellin'. Como un tiro subió Los Santos. Sólo pude ver cómo se alejaba. Mis piernas estaban a esas horas de vacaciones. Bastante tenía con llegar. Menos mal que a golpe de relevos entraron en calor y en Los Morrones se portaron. De un grupillo de seis nos quedamos sólo dos. No fuimos a ningún sitio, porque en el llano nos atraparon. Castigo de escalador.
La última sorpresa me la dio 'Escri'. Después de pillar a mi grupo nos dio un relevito de los suyos. A 50 por hora y la gente rezando porque llegase la meta. Así pasó. En el sprint nos metimos cuatro. Eso sí, en 90 kilómetros libres con dos puertos y mala carretera, una media de 35,6... uff, uff.
Para el final me dejo la 'Manolada' del día. Después de atacar en el llano y quemar al 'Capi', al nene no se le ocurre otra cosa que quedarse en Madridejos porque "caían unas gotillas". Y luego que decimos...
Por cierto, que todas las fotos son del CC San Nicasio. Robadas de su web.
jueves, 29 de mayo de 2008
La Batalla del Agua
Hay tópicos falsos. Mentirosos hasta la saciedad. ¿Quién decía que en Ciudad Real no llueve? Yo, a partir de ahora, no. Qué mejor que un 25 de mayo para hacer 170 kilómetros por La Mancha. Calor y buenos alimentos, en principio. Agua y hambre, al final. Nadie sabe, hasta que lo prueba, lo que es salir en una marcha lloviendo a cantaros y lo peor, tener la intuición que por delante quedan no menos de cuatro horas y media de ¿agua?.
Así nos pusimos en ruta, despacito para nos resbalar en los pasos de cebra de Ciudad Real. Fue salir casco urbano y comenzar a acelerar. Ya daba lo mismo que lloviese. Nadie frenaba. El que paraba a ponerse el chubasquero perdía el tren, por lo que el que suscribe se mojó hasta el tuétano. Cuando tuvo tiempo de ponermelo estaba tan mojado que dije, ¿para qué? y siguió en mi chepa durante toda la marcha.
A los 10 kilómetros el primer repecho y la primera selección, en la bajada, porque allí no había quien frenase, hasta tuve que sacar una vez el pie a lo Moto GP para no irme al suelo. En este repechito me encontré con Raúl y Javi y hasta luego lucas. Yo solito todo el rato. Ni Tape, ni Manolo, ni Escribano. Otra vez sólo.
Dos repechos más allá de esta Batalla del Agua me ví metido en un grupo y cuando avisté a José Eugenio y a Óscar Laguna me dije... a que voy entre los primeros. Era verdad... a medias. Por delante se había hecho una escapada cuando más agua caía y los 10 que se fugaron eran de los buenos... así qué. A esperar al Alto de la Toledana.
La subida la aguanté bien. El problema, de nuevo, la bajada. Por coger un botella de agua, me quedaban 70 kilómetros y era obligatorio a pesar de toda la que llevaba en el maillot, se piró el tren. Poco a poco fuimos formando un grupete majo, de esos que tiramos 10 y otros 20 se quedan mirando y esperando a que atrapemos a los primeros.
Como suele pasar en estos casos, no atrapamos al grupo delantero, pero sí pudimos echar la bronca a los que venían a rueda y, sobre todo, dejar pasar primeros a dos de Puertollano que se pasaron los últimos 20 kilómetros tirando a saco.
Al final, puesto 61 de 296 con una media de 36 kilómetros hora en 177 kilómetros. Pero acabe fastidiado. No por la lluvia, ni por estar una hora sin poder ducharme, ni siquiera porque faltó comida, sino porque cuando llamé a la grupetta de Ermua me dijeron que había hecho casi calor y de agua, ni una gota. Que llueva en La Mancha y no en el País Vasco. Pues sí que manda el efecto invernadero este.
Así nos pusimos en ruta, despacito para nos resbalar en los pasos de cebra de Ciudad Real. Fue salir casco urbano y comenzar a acelerar. Ya daba lo mismo que lloviese. Nadie frenaba. El que paraba a ponerse el chubasquero perdía el tren, por lo que el que suscribe se mojó hasta el tuétano. Cuando tuvo tiempo de ponermelo estaba tan mojado que dije, ¿para qué? y siguió en mi chepa durante toda la marcha.
A los 10 kilómetros el primer repecho y la primera selección, en la bajada, porque allí no había quien frenase, hasta tuve que sacar una vez el pie a lo Moto GP para no irme al suelo. En este repechito me encontré con Raúl y Javi y hasta luego lucas. Yo solito todo el rato. Ni Tape, ni Manolo, ni Escribano. Otra vez sólo.
Dos repechos más allá de esta Batalla del Agua me ví metido en un grupo y cuando avisté a José Eugenio y a Óscar Laguna me dije... a que voy entre los primeros. Era verdad... a medias. Por delante se había hecho una escapada cuando más agua caía y los 10 que se fugaron eran de los buenos... así qué. A esperar al Alto de la Toledana.
La subida la aguanté bien. El problema, de nuevo, la bajada. Por coger un botella de agua, me quedaban 70 kilómetros y era obligatorio a pesar de toda la que llevaba en el maillot, se piró el tren. Poco a poco fuimos formando un grupete majo, de esos que tiramos 10 y otros 20 se quedan mirando y esperando a que atrapemos a los primeros.
Como suele pasar en estos casos, no atrapamos al grupo delantero, pero sí pudimos echar la bronca a los que venían a rueda y, sobre todo, dejar pasar primeros a dos de Puertollano que se pasaron los últimos 20 kilómetros tirando a saco.
Al final, puesto 61 de 296 con una media de 36 kilómetros hora en 177 kilómetros. Pero acabe fastidiado. No por la lluvia, ni por estar una hora sin poder ducharme, ni siquiera porque faltó comida, sino porque cuando llamé a la grupetta de Ermua me dijeron que había hecho casi calor y de agua, ni una gota. Que llueva en La Mancha y no en el País Vasco. Pues sí que manda el efecto invernadero este.
Las fotitos son cortesía de Luis Romeral, que se bajó cuando más llovía. En la primera soy el tercero del pelotón y después Javi y Raúl y Manolo y Escribano, que no sé que estarían haciendo pero tardaron un rato...
lunes, 26 de mayo de 2008
El chip fantasma (Capítulo II)
Como de errores andaba la cosa. No me conformé con cometer sólo dos. Al pie de Tornerías Sonse me confirmó que había visto a Óscar y que portaba su chubasquero amarillo, aunque el cielo no amenazaba lluvia y que, ¡oh sorpresa! había recuperado el famoso chip. Me quedé más tranquilo, mi vigilia nocturna tuvo alguna utilidad. Allí terminaron mis comentarios con alguien del club. Fue comenzar Tornerías y quedarme más sólo que la una. Ni trabajo de equipo ni leches. El puerto, bien. De esos con carreteras estrechas, piso irregular, vacas alrededor y depósitos vacunos sobre el asfalto. Al principio de la subida, estos regalos de las mujeres de los toros eran una anécdota. Dos kilómetros después, algo molestos, y en los dos últimos, cuando la calzada buscaba el 12%, un auténtico incordio. Tanto, que si te levantabas la rueda resbalaba de lo lindo. Boñigas aparte, en los 1.000 metros finales me recordaron que sólo llevaba un piñón del 25, demasiado poco...
Eso sí, tuve las santas narices de perder en la bajada todo lo que había ganado subiendo. La carretera parecía trazada por un ingeniero de caminos con media docena de copas. Una sucesión de curvas cerradas en la que las vacas también habían hecho de las suyas. Cualquiera se arriesgaba. Menuda vergüenza. Caerse por culpa de una boñiga. A ver quién lo cuenta después.
El siguiente puerto lo pasé a rueda de unos vasquitos majos y en la bajada hicimos una grupeta amplia, de esas en las que no hace falta tirar. Pronto encontré a alguien que me contase cómo era la subida. Maillot rojo con la inscripción de Valdepeñas y bicicleta de carbono de 3.000 euracos. Ese había venido más veces por aquí. Acerté de lleno. Me aconsejó comer antes de subir (no sabía lo de mi pastel hipercarbohidratado, seguro) y sobre todo guardar fuerzas para la Huesera.
Le hice caso. Me reservé hasta límite insospechados. Casi ni me sentaba en el sillín para no ir contra la gravedad. Después de una gracieta de la organización, ponían que un kilómetro era al 2,2% de desnivel cuando no bajaba del 8, llegó la Huesera. No estaba escrito en ningún sitio. Al menos no lo ví, pero la bici de repente se quedó parada. Tiré del cambio. Nada, no me quedaba ni un piñón y por delante se veían dos rampas de aúpa.
Busqué otra rueda buena, un vasquito de Mungía y me decidí a sufrir. Creo que no he repartido más chepazos en mi vida. El cuentakilómetros anunciaba nueve kilómetros hora y eso no se acababa. Pasé de la Huesera al Mirador de la Reina sin solución de continuidad. Penando. Después, cuando parecía que todo iba a acabar, nueva curva y nueva rampa. Interminable. Lo único que pensaba era la gran idea de hacer esta carrera en mayo. Si se hace en julio, con calor, humedad y porcentajes descomunales, la acaban tres.
Cuando creía atisbar la meta recordé que había un descansillo. Lo ví, una bajadita. El problema es que ese placer lo quitaba un cartel que rezaba "Próximo kilómetro al 9,9%" y claro, era inevitable echar cuentas. "O sea, que si ahora empiezo a bajar, y la media de este kilómetro es del 9,9%, lo que que queda es..." Sí, como un calambrazo en la entrepierna. Desgradable.
Y por fin, después de otra rampa y un kilómetro de niebla, coroné. Cuatro horas y 10 minutos a una media de 27, no estaba mal. Ahora tocaba la peor parte. Esperar. Vino Sonse, después Garoz y en tercera posición un nubarrón negrísimo de los no dejan dudas. Haciendo caso a la nube y sin saber por dónde andaba Óscar, y su chip, nos decidimos a bajar. Vimos a gente haciendo eses, a otra bajada de la bicicleta, algunos sentados en la cuneta, nos visitó la lluvia y justo antes de empezar lo duro nos encontramos a Óscar escoltado por el coche escoba. Sabemos que acabó, pero no cuando.
Eso sí, tuve las santas narices de perder en la bajada todo lo que había ganado subiendo. La carretera parecía trazada por un ingeniero de caminos con media docena de copas. Una sucesión de curvas cerradas en la que las vacas también habían hecho de las suyas. Cualquiera se arriesgaba. Menuda vergüenza. Caerse por culpa de una boñiga. A ver quién lo cuenta después.
El siguiente puerto lo pasé a rueda de unos vasquitos majos y en la bajada hicimos una grupeta amplia, de esas en las que no hace falta tirar. Pronto encontré a alguien que me contase cómo era la subida. Maillot rojo con la inscripción de Valdepeñas y bicicleta de carbono de 3.000 euracos. Ese había venido más veces por aquí. Acerté de lleno. Me aconsejó comer antes de subir (no sabía lo de mi pastel hipercarbohidratado, seguro) y sobre todo guardar fuerzas para la Huesera.
Le hice caso. Me reservé hasta límite insospechados. Casi ni me sentaba en el sillín para no ir contra la gravedad. Después de una gracieta de la organización, ponían que un kilómetro era al 2,2% de desnivel cuando no bajaba del 8, llegó la Huesera. No estaba escrito en ningún sitio. Al menos no lo ví, pero la bici de repente se quedó parada. Tiré del cambio. Nada, no me quedaba ni un piñón y por delante se veían dos rampas de aúpa.
Busqué otra rueda buena, un vasquito de Mungía y me decidí a sufrir. Creo que no he repartido más chepazos en mi vida. El cuentakilómetros anunciaba nueve kilómetros hora y eso no se acababa. Pasé de la Huesera al Mirador de la Reina sin solución de continuidad. Penando. Después, cuando parecía que todo iba a acabar, nueva curva y nueva rampa. Interminable. Lo único que pensaba era la gran idea de hacer esta carrera en mayo. Si se hace en julio, con calor, humedad y porcentajes descomunales, la acaban tres.
Cuando creía atisbar la meta recordé que había un descansillo. Lo ví, una bajadita. El problema es que ese placer lo quitaba un cartel que rezaba "Próximo kilómetro al 9,9%" y claro, era inevitable echar cuentas. "O sea, que si ahora empiezo a bajar, y la media de este kilómetro es del 9,9%, lo que que queda es..." Sí, como un calambrazo en la entrepierna. Desgradable.
Y por fin, después de otra rampa y un kilómetro de niebla, coroné. Cuatro horas y 10 minutos a una media de 27, no estaba mal. Ahora tocaba la peor parte. Esperar. Vino Sonse, después Garoz y en tercera posición un nubarrón negrísimo de los no dejan dudas. Haciendo caso a la nube y sin saber por dónde andaba Óscar, y su chip, nos decidimos a bajar. Vimos a gente haciendo eses, a otra bajada de la bicicleta, algunos sentados en la cuneta, nos visitó la lluvia y justo antes de empezar lo duro nos encontramos a Óscar escoltado por el coche escoba. Sabemos que acabó, pero no cuando.
martes, 20 de mayo de 2008
El chip fantasma (Crónica de una subida a Los Lagos)
¿Dónde está mi chip? Ha desaparecido el chip. Seguro que se ha caído el chip. He perdido el chip. No está en la bolsa el chip... chip, chip y chip. Con esa palabra en la mente cerré los ojos la noche antes de ascender los Lagos de Covadonga. Eso sí, después de una buena serenata discutida con la armonía (ronquido va, ronquido viene) que me regalaron mis compañeros de habitación Sonse y Óscar. El famoso chip era con el que Óscar pretendía completar la Clásica y que, por supuesto, perdió sólo un segundo después de recibir el sobre de la inscripción.
Con el chip en la cabeza, seguro que hasta soñé con él, tocó el despertador a las 6 y media de la mañana. La salida era a las 9:00, pero siguiendo el consejo del Gero Ibérico decidí adelantar los horarios por lo que pudiera pasar. Toque de diana y en pie. Mientras que me visto el amigo Sonse comienza a engullir todo tipo de sustancias extrañas acabadas en -mina. (Menos mal que la Guardia Civil no nos paró por el camino. No hubiéramos pasado de Navacerrada). Yo me conformo con un trago de un líquido verde que nos habían dado en la salida y Óscar con levantarse de la cama. Nada más.
Mi desayuno estaba en la cafetería del hotel. 7:15. Sonse y yo cumplimos el horario previsto. Desayuno servido por Avelina. Nos cansamos de esperar a Óscar, subimos a la habitación y descubrimos que ha empezado a deglutir todo tipo de polvos diluidos en liquidos más que sospechosos. Entonces cometo mi primer error. Viendo el ánimo que tenían ellos por comer accedo a ingerir un pastel de hidratos de carbono. 90 gramos de sustancia que permanecerán en mi estómago unos 100 kilómetros. Aún hoy sigo sin hambre por el pastelito de la leche. Ellos a lo suyo. Más polvos, más sustancias....
8:30 Con todas las bicis montadas, vestidos de arriba abajo y los bolsillos del maillot bien llenos caímos en la cuenta. Éramos tres y se habían pagado cuatro inscripciones. Faltaba Garoz, una duda más que razonable. Le quedaban 20 kilómetros para llegar al hotel así que... carretera y manta. Óscar sigue sin el chip.
9:00 Parece que vamos a salir. Desparece Óscar. Si, en busca de su chip. Y de la nada nos encontramos con Garoz. Volvemos a ser tres. Dan el pistolezato de inicio y para delante como tiros. Enseguida me doy cuenta que aquí se corre de verdad. La primera vez que miro al cuentakilómetros llevamos una media de 42. En la segunda.... acabo de pillar la grupeta de Luis (el amigo de Javi Punzón) así que sube a 45. Ese fue mi segundo error.
Cuando decidí que lo mejor era parar me encuentro a Sonse en medio de un pelotón. Sólo somos dos y todavía no hemos llegado a Tornerías, primera dificultad montañosa del día... To be continued.
Con el chip en la cabeza, seguro que hasta soñé con él, tocó el despertador a las 6 y media de la mañana. La salida era a las 9:00, pero siguiendo el consejo del Gero Ibérico decidí adelantar los horarios por lo que pudiera pasar. Toque de diana y en pie. Mientras que me visto el amigo Sonse comienza a engullir todo tipo de sustancias extrañas acabadas en -mina. (Menos mal que la Guardia Civil no nos paró por el camino. No hubiéramos pasado de Navacerrada). Yo me conformo con un trago de un líquido verde que nos habían dado en la salida y Óscar con levantarse de la cama. Nada más.
Mi desayuno estaba en la cafetería del hotel. 7:15. Sonse y yo cumplimos el horario previsto. Desayuno servido por Avelina. Nos cansamos de esperar a Óscar, subimos a la habitación y descubrimos que ha empezado a deglutir todo tipo de polvos diluidos en liquidos más que sospechosos. Entonces cometo mi primer error. Viendo el ánimo que tenían ellos por comer accedo a ingerir un pastel de hidratos de carbono. 90 gramos de sustancia que permanecerán en mi estómago unos 100 kilómetros. Aún hoy sigo sin hambre por el pastelito de la leche. Ellos a lo suyo. Más polvos, más sustancias....
8:30 Con todas las bicis montadas, vestidos de arriba abajo y los bolsillos del maillot bien llenos caímos en la cuenta. Éramos tres y se habían pagado cuatro inscripciones. Faltaba Garoz, una duda más que razonable. Le quedaban 20 kilómetros para llegar al hotel así que... carretera y manta. Óscar sigue sin el chip.
9:00 Parece que vamos a salir. Desparece Óscar. Si, en busca de su chip. Y de la nada nos encontramos con Garoz. Volvemos a ser tres. Dan el pistolezato de inicio y para delante como tiros. Enseguida me doy cuenta que aquí se corre de verdad. La primera vez que miro al cuentakilómetros llevamos una media de 42. En la segunda.... acabo de pillar la grupeta de Luis (el amigo de Javi Punzón) así que sube a 45. Ese fue mi segundo error.
Cuando decidí que lo mejor era parar me encuentro a Sonse en medio de un pelotón. Sólo somos dos y todavía no hemos llegado a Tornerías, primera dificultad montañosa del día... To be continued.
lunes, 5 de mayo de 2008
La Roda y la versión libre de la Sierra Norte
Voy a ir haciendo un resumen cortito y al pie de las marchas a las que acudamos los del club. Así que empiezo por La Roda, en la que debutamos esta temporada. Para empezar, madrugó de los buenos. Como previsores que somos, Sonrisas Camuñas, Rebellin Tapetado y un menda salimos a las 5:30 de Madridejos. Cuando llegamos casi no habían montado ni la salida. Eran las siete de la mañana y la carrera empezaba a las 8:30, así que echad cuentas de lo que nos dio tiempo a hacer. Conocimos el pueblo, tomamos un café, volvimos a conocer el pueblo y todavía nos quedó tiempo para chalar un ratito con los de la organización y probarnos los maillots.
Salimos tranquilitos porque los 30 kilómetros iniciales eran controlados, pero en cuanto se abrió la veda, como un tiro. No os digo velocidades porque mi cuaentakilómetros decidió cogerse unas merecidas vacaciones, pero sólo en tres repechos ya nos habíamos quedado por delante un grupo de 70 de los 180 que salimos.
Los siguientes repechos y el viento en contra impidieron más escaramuzas, pero nos pusieron las piernas a mil. Tanto, que a 30 kilómetros de meta se hizo el corte definitivo. Por delante un grupito de seis, detrás otro de 10 con Luis 'El Camuñero' y por detrás Tape y yo 'pegándonos' con el resto de la grupeta porque nadie quería tirar. Al final se nos marchó la burra y nos atacaron aquellos que estaban tan enfermos como para no dar un relevo. Qué se le va a hacer. Acabamos 44 y 45 a cuatro minutos del ganador, un tal José Eugenio que ya se llevó nuestra cicloturista. (De todos los que salen en la foto, pues el que aplaude). Por cierto, con una media de 33 y pico, que no está nada mal.Peor lo pasó el amigo Sonrisas, que tuvo un 'pajarón' de los que hacen época y acabó pidiendo la hora.
El segundo reto era la Sierra Norte, pero como a algunos señores de la Guardia Civil se les ocurrió suspenderla, pues nos hicimos un recorrido alternativo en plan protesta. Nos juntamos unos 70 tíos y tías, pero la gran noticia fue la presencia de un ente llamado Manolo, que no paró de quejarse cada vez que había un repecho de 50 metros. Que os voy a contar. Tape y Sonse también se apuntaron.
Al no ser marcha, pues tranquilidad, buenos alimentos y a esperar a los más lentos. Buen rollo y acelerones en los puertos, no para calentarnos, sino para jorobar un poco a Manolito. Qué le vamos a hacer. En total, 110 kilómetros por los puertos de la Sierra Norte y un entrecot de regalo con parte de la grupeta. Buen plan para un sábado de calor.
Lo próximo, los Lagos de Covadonga el 17 de mayo. Seguiremos informando. Por cierto, ya han publicado fotos de la Sierra Norte particular en un foro... aquí van algunas. Esta primera es la de Manolo con toda su pachorra. Si no sudó el muy perro.
martes, 8 de abril de 2008
Bilbao-Bilbao, Contador y yo mismo
Me gusta que se relacionen las cosas sobre las que quiero escribir. Es algo que gusta a los periodistas. Juntar dos aspectos que nada tienen que ver para iniciar una crónica es una cosa que te ayuda a sentirte más literato que otra cosa. A dar una dimensión distinta. A diferenciarte de los demás. Es como pasar de pintor de brocha gorda a artista del pincel. Este no es el caso, pero Contador y el que escribe coincidimos en Bilbao con dos días de diferencia.
El bueno, o sea Alberto, marcha líder en la Vuelta al País Vasco y en Erandio, que está a unos kilómetros de Bilbo se dio el gustazo de atacar en el llano. Así, como el que no quiere la cosa. Espectáculo 100% que se van a perder los organizadores del Tour. Peor para ellos. 'Nadie tira piedras contra su propio tejado', dice el refrán. Habrá que cambiarlo.
Un tal David Herrero, que quedó tercero en la etapa, reconoció que Alberto Contador no está un punto por encima del resto, (Evans, Bettini and company), sino "dos, tres o cinco. Él hace una carrera distinta a la de los demás".
Pues eso, que mientras que al bueno de Alberto le traerá un gran recuerdo Erandio, a mí la ciudad vasca me suena a kilómetros de más. Como lo oyen. Aquí, un manchego se decidió a afrontar la Bilbao-Bilbao en el penúltimo grupo, (de los más rápidos) y tuvo la 'suerte' de perderse junto a 40 vascos, pasar de largo Erandio y llegar hasta Getxo. La broma nos supuso 12 kilómetros de más y tener que adelantar al coche escoba. Ver para creer.
Pero no fue un impedimento. Imbuído en el espíritu del Botxo. 'Aquí somos de Bilbao'. Me lie la manta a la cabeza y me pegué una marcha de la ostia, tu.Vamos, que con los dimes y diretes mis compañeros de equivocación y yo nos marcamos 127 kilómetros a una media de 32,5, superior a lo permitido por la carrera.
De sensaciones, buenísimas. Eso de subir los repechos vascos a 30 por hora mola bastante, aunque cansa. También que a los ingenieros de caminos se les olvidara hacer carreteras planas. Todos son toboganes. Sin aire, eso sí. Gran ventaja con respecto a los páramos manchegos.
Además hice amistad con el ciclista con los gemelos más descomunales que he visto. Lástima que durante los adelantamientos, pasaríamos a más de 5.000 compañeros, (algunos de ellos dignos herederos de Riñoneraman) le perdiese la pista. Sólo sé que trabaja de camarero en una Herriko Taberna.
Por cierto, que dos días después me enteré de que el 'amigo' Ibarretxe también tomó la salida. Lástima que no me lo cruzase y le dijera cuatro cositas... sobre la financiación del Euskaltel y su falta de apoyo a Iban Mayo. De lo otro que se encargue ZP, que pa eso le pagan.
Lo peor de esta marcha para todos los públicos fue la ducha, bueno, más bien la ausencia de ellas. Pregunté y nadie me dijo donde podía quitarme el sudor. Me veía haciendo 400 kilómetros hasta Madrid con las ventanillas abiertas o pegandome un bañito en la ría. Menos mal que uno tiene una novia con grandes ideas. En el hotel que había abandonado por la mañana estaba la solución. Ni corto ni perezoso cogí mi mochila, entre en la recepción, me marche al gimansio y me pegué una duchita en la sauna. Todo al módico precio de cero euros. Entended que omita el nombre del establecimiento en cuestión.
Por cierto, menudo hartazgo de pintxos vascos. Te ves negro para encontrar un restaurante en condiciones, de esos con macarrones en la carta. Así que txacoli pa' rriba, txacolí pa' bajo y a preparar la carrera. Menos mal que el buffet libre del hotel era más que generoso. 70 kilómetros sin necesidad de echar mano a las barritas.
Por cierto, observareis que aquí el colega se hizo la marcha en pata corta y eso que hacía frío. El espíritu 'Sonse', que lo llamo yo.
El bueno, o sea Alberto, marcha líder en la Vuelta al País Vasco y en Erandio, que está a unos kilómetros de Bilbo se dio el gustazo de atacar en el llano. Así, como el que no quiere la cosa. Espectáculo 100% que se van a perder los organizadores del Tour. Peor para ellos. 'Nadie tira piedras contra su propio tejado', dice el refrán. Habrá que cambiarlo.
Un tal David Herrero, que quedó tercero en la etapa, reconoció que Alberto Contador no está un punto por encima del resto, (Evans, Bettini and company), sino "dos, tres o cinco. Él hace una carrera distinta a la de los demás".
Pues eso, que mientras que al bueno de Alberto le traerá un gran recuerdo Erandio, a mí la ciudad vasca me suena a kilómetros de más. Como lo oyen. Aquí, un manchego se decidió a afrontar la Bilbao-Bilbao en el penúltimo grupo, (de los más rápidos) y tuvo la 'suerte' de perderse junto a 40 vascos, pasar de largo Erandio y llegar hasta Getxo. La broma nos supuso 12 kilómetros de más y tener que adelantar al coche escoba. Ver para creer.
Pero no fue un impedimento. Imbuído en el espíritu del Botxo. 'Aquí somos de Bilbao'. Me lie la manta a la cabeza y me pegué una marcha de la ostia, tu.Vamos, que con los dimes y diretes mis compañeros de equivocación y yo nos marcamos 127 kilómetros a una media de 32,5, superior a lo permitido por la carrera.
De sensaciones, buenísimas. Eso de subir los repechos vascos a 30 por hora mola bastante, aunque cansa. También que a los ingenieros de caminos se les olvidara hacer carreteras planas. Todos son toboganes. Sin aire, eso sí. Gran ventaja con respecto a los páramos manchegos.
Además hice amistad con el ciclista con los gemelos más descomunales que he visto. Lástima que durante los adelantamientos, pasaríamos a más de 5.000 compañeros, (algunos de ellos dignos herederos de Riñoneraman) le perdiese la pista. Sólo sé que trabaja de camarero en una Herriko Taberna.
Por cierto, que dos días después me enteré de que el 'amigo' Ibarretxe también tomó la salida. Lástima que no me lo cruzase y le dijera cuatro cositas... sobre la financiación del Euskaltel y su falta de apoyo a Iban Mayo. De lo otro que se encargue ZP, que pa eso le pagan.
Lo peor de esta marcha para todos los públicos fue la ducha, bueno, más bien la ausencia de ellas. Pregunté y nadie me dijo donde podía quitarme el sudor. Me veía haciendo 400 kilómetros hasta Madrid con las ventanillas abiertas o pegandome un bañito en la ría. Menos mal que uno tiene una novia con grandes ideas. En el hotel que había abandonado por la mañana estaba la solución. Ni corto ni perezoso cogí mi mochila, entre en la recepción, me marche al gimansio y me pegué una duchita en la sauna. Todo al módico precio de cero euros. Entended que omita el nombre del establecimiento en cuestión.
Por cierto, menudo hartazgo de pintxos vascos. Te ves negro para encontrar un restaurante en condiciones, de esos con macarrones en la carta. Así que txacoli pa' rriba, txacolí pa' bajo y a preparar la carrera. Menos mal que el buffet libre del hotel era más que generoso. 70 kilómetros sin necesidad de echar mano a las barritas.
Por cierto, observareis que aquí el colega se hizo la marcha en pata corta y eso que hacía frío. El espíritu 'Sonse', que lo llamo yo.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Contador contra los caciques
El ciclismo es algo muy parecido a lo que hizo Contador en Mallorca. Un pizca de locura, otra de cabezonería y mucho de reivindicación. El cóctel se combina en un espectáculo inesperado ante una sosa etapa de inicios de temporada.
Contador no luchó contra la carretera, ni contra el resto del pelotón. Peleó y se revolvió contra la injusticia de los caciques del ciclismo. De aquellos que se creen dominadores de la verdad por el sólo hecho de poseer el dinero. La guerra del madrileño se ha repetido a lo largo de los siglos. El Tour se ha olvidado del egalité de la constitución francesa y la ha emprendido contra un equipo de inocentes. Vinokourov y Kasheckin cometieron el delito. Pues bien, están sancionados. ¿Qué tienen que ver Kloden, Contador y Leipheimer con ellos? Esta cacicada sería impensable en otros deportes. Fernando Alonso no pagó porque pillarán a McLaren haciendo trampas y copiando a Ferrari y eso que él sabía lo que estaban haciendo. Tampoco dejan a Atlético de Madrid sin disputar la Liga porque Agüero marque goles con la mano. Y prefiero no hablar de cosas mayores.
Alberto Contador ya ha sido enjuiciado dos veces. En la Operación Puerto se le acusó injustamente, como ya se demostró. Ahora, él mismo ha respondido a la injusticia con tesón y lucha. Volvía de pegarme un palizón con la bici de 120 kilómetros y no pude despegarme del televisor. Ví a un tío sacando lo mejor de sí mismo mientras que por detrás los adalides de la limpieza, Cofidis y Francoise de Jeux, enfilaban el pelotón como si la vida les fuera en ello. Esos ciclistas estaban tirando piedras contra su propio tejado. No me extraña. Hipocresía, esa es la palabra. Y sino que se lo digan a Christian Moreni, corredor del Cofidis, que por la mañana estaba sentado en la salida del Tour para criticar a Vinokourov por dar positivo y horas después salía detenido por la policía francesa después de serle detectado un nivel fuera de lo normal de testosterona.
Ahora, sin en España sabemos defender lo nuestro, habrá que convocar manifestaciones para obligar al Tour a que admita al Astana del inocente Alberto Contador. Si le hubiera pasado a Alonso lo haríamos. Lissavetzky, ya tienes trabajo.
Contador no luchó contra la carretera, ni contra el resto del pelotón. Peleó y se revolvió contra la injusticia de los caciques del ciclismo. De aquellos que se creen dominadores de la verdad por el sólo hecho de poseer el dinero. La guerra del madrileño se ha repetido a lo largo de los siglos. El Tour se ha olvidado del egalité de la constitución francesa y la ha emprendido contra un equipo de inocentes. Vinokourov y Kasheckin cometieron el delito. Pues bien, están sancionados. ¿Qué tienen que ver Kloden, Contador y Leipheimer con ellos? Esta cacicada sería impensable en otros deportes. Fernando Alonso no pagó porque pillarán a McLaren haciendo trampas y copiando a Ferrari y eso que él sabía lo que estaban haciendo. Tampoco dejan a Atlético de Madrid sin disputar la Liga porque Agüero marque goles con la mano. Y prefiero no hablar de cosas mayores.
Alberto Contador ya ha sido enjuiciado dos veces. En la Operación Puerto se le acusó injustamente, como ya se demostró. Ahora, él mismo ha respondido a la injusticia con tesón y lucha. Volvía de pegarme un palizón con la bici de 120 kilómetros y no pude despegarme del televisor. Ví a un tío sacando lo mejor de sí mismo mientras que por detrás los adalides de la limpieza, Cofidis y Francoise de Jeux, enfilaban el pelotón como si la vida les fuera en ello. Esos ciclistas estaban tirando piedras contra su propio tejado. No me extraña. Hipocresía, esa es la palabra. Y sino que se lo digan a Christian Moreni, corredor del Cofidis, que por la mañana estaba sentado en la salida del Tour para criticar a Vinokourov por dar positivo y horas después salía detenido por la policía francesa después de serle detectado un nivel fuera de lo normal de testosterona.
Ahora, sin en España sabemos defender lo nuestro, habrá que convocar manifestaciones para obligar al Tour a que admita al Astana del inocente Alberto Contador. Si le hubiera pasado a Alonso lo haríamos. Lissavetzky, ya tienes trabajo.
jueves, 10 de enero de 2008
hASta los cojones
Hay obsesiones difíciles de catalogar, pero a las que pronto se les encuentra una explicación sin indagar demasiado. El señor Ezquerro es un periodista que trabaja en el As y se dedica a escribir de ciclismo o mejor dicho de dopaje, porque parece que para él ambas cosas son sinónimo. Haciendo un somero estudio estadístico se puede observar cual es la temática de sus tres últimos reportajes. Lo adivinan... sencillo no, el dopaje en el ciclismo. El día 29 de diciembre hace una entrevista a Valery Karpin y titula "No me gustaría pagar a gente vinculada al dopaje". Curioso cuando el que habla es un futbolista al que no le hicieron en toda su carrera deportiva ni la décima parte de los controles que le hacen a sus ciclistas. Es más, ninguno de ellos fue de sangre y a las nueve de la mañana, por lo que pudo consumir cualquier sustancia que no aparezca en la orina.
El segundo, para abrir el año, nos cuenta que Alberto Contador va a liderar una generación de ciclistas 'limpios', dando por supuesto que todos los que antes han dado pedales iban dopados. Valiente afirmación, aunque no extraña de entender en alguien que ve jeringüillas en vez de corredores.
El tercero, paradojas del destino, es un caso de dopaje periodístico. Vamos, que le pone una entradilla distinta a un reportaje realizado por un periodista portugués y todo lo demás es copiar y pegar lo que él ha escrito. Además, el tema es más que recurrente. Los ciclistas españoles que han tenido que emigrar a Portugal porque la Operación Puerto no les deja vivir en España. Primero les trata como prófugos de la justicia y luego, por ciencia infusa, decide que Eufemiano Fuentes está actuando en Portugal.
Y por culpa mía y tardar demasiado en escribir, el otro día el amigo Ezquerro se volvió a lucir en la presentación del Saunier Duval. Lo más importantes no fueron Marchante, Riccó y compañía, sino que no estuvo Iban Mayo, al que la UCI se empeñó en volver a inculpar por dopaje cuando el contraanálisis había dado negativo.
Lo peor es que esta forma de hacer periodismo está creando escuela. La ARD, una televisión alemana, emite un reportaje en el que acusa a una treintena de deportistas de utilizar un laboratorio austríaco para realizarse transfusiones de sangre. Eso sí, sólo se atreve a hacer públicos los nombres de cuatro ciclistas. Que valientes estos alemanes. Ya saben que no les va a pasar nada ¿Harían lo mismo si fueran futbolistas o tenistas? Ya se lo respondo yo. No. El mejor ejemplo es la Operación Puerto, que sólo ha castigado a ciclistas. Siguen siendo los más débiles.
El segundo, para abrir el año, nos cuenta que Alberto Contador va a liderar una generación de ciclistas 'limpios', dando por supuesto que todos los que antes han dado pedales iban dopados. Valiente afirmación, aunque no extraña de entender en alguien que ve jeringüillas en vez de corredores.
El tercero, paradojas del destino, es un caso de dopaje periodístico. Vamos, que le pone una entradilla distinta a un reportaje realizado por un periodista portugués y todo lo demás es copiar y pegar lo que él ha escrito. Además, el tema es más que recurrente. Los ciclistas españoles que han tenido que emigrar a Portugal porque la Operación Puerto no les deja vivir en España. Primero les trata como prófugos de la justicia y luego, por ciencia infusa, decide que Eufemiano Fuentes está actuando en Portugal.
Y por culpa mía y tardar demasiado en escribir, el otro día el amigo Ezquerro se volvió a lucir en la presentación del Saunier Duval. Lo más importantes no fueron Marchante, Riccó y compañía, sino que no estuvo Iban Mayo, al que la UCI se empeñó en volver a inculpar por dopaje cuando el contraanálisis había dado negativo.
Lo peor es que esta forma de hacer periodismo está creando escuela. La ARD, una televisión alemana, emite un reportaje en el que acusa a una treintena de deportistas de utilizar un laboratorio austríaco para realizarse transfusiones de sangre. Eso sí, sólo se atreve a hacer públicos los nombres de cuatro ciclistas. Que valientes estos alemanes. Ya saben que no les va a pasar nada ¿Harían lo mismo si fueran futbolistas o tenistas? Ya se lo respondo yo. No. El mejor ejemplo es la Operación Puerto, que sólo ha castigado a ciclistas. Siguen siendo los más débiles.
miércoles, 9 de enero de 2008
Cuando te acabas de acostar
Me jode y mucho, pero es algo que pasa continuamente. Estoy tumbado en la cama, haciendo hora para dormir y comienzo a divagar. Se me ocurren artículos de la ostia. Con verbo fácil y cuidada literatura. No es hora de ponerme a escribir, me digo siempre y me duermo con la esperanza de que cuando me despierte se mantenga todo guardado en mi cabeza. Y así estoy ahora, dándo vueltas a mis períodos pre sueños para acordarme de que era lo que quería plasmar en este blog.
Recuerdo, entre almohadas, que quería decir algo de la Vuelta. Ciclismo, para variar. Eso, que además de la exclusiva del recorrido del Tour, también tenía el de la Vuelta y una semana antes. No la escribí. Por un lado estuvo mi nuevo trabajo en El Día de Guadalajara, que no me deja demasiado tiempo libre, y por el otro el poco interés que demostraron los compañeros de los medios nacionales. Seguro que ellos, como yo, se sabían el trazado con suficiente antelación, las fuentes de información son conocidas por todos. Pero ya sabeís lo que pasa con el ciclismo en los medios. Que si hoy no cabe, que si no es de dopaje no interesa... la cantinela de siempre. Al final, una paginita en los diarios deportivos el día antes de la presentación y media en los de tirada nacional al día siguiente.
Bueno, con esto me conformo por hoy. Creo haber rescatado algo de mis recuerdos nocturnos, aunque seguro que mucho peor escritos. Para mañana, o pasado, me dejo lo de Óscar Sevilla, que eso parece más una pesadilla.
Recuerdo, entre almohadas, que quería decir algo de la Vuelta. Ciclismo, para variar. Eso, que además de la exclusiva del recorrido del Tour, también tenía el de la Vuelta y una semana antes. No la escribí. Por un lado estuvo mi nuevo trabajo en El Día de Guadalajara, que no me deja demasiado tiempo libre, y por el otro el poco interés que demostraron los compañeros de los medios nacionales. Seguro que ellos, como yo, se sabían el trazado con suficiente antelación, las fuentes de información son conocidas por todos. Pero ya sabeís lo que pasa con el ciclismo en los medios. Que si hoy no cabe, que si no es de dopaje no interesa... la cantinela de siempre. Al final, una paginita en los diarios deportivos el día antes de la presentación y media en los de tirada nacional al día siguiente.
Bueno, con esto me conformo por hoy. Creo haber rescatado algo de mis recuerdos nocturnos, aunque seguro que mucho peor escritos. Para mañana, o pasado, me dejo lo de Óscar Sevilla, que eso parece más una pesadilla.
miércoles, 24 de octubre de 2007
Tengo la exclusiva del Tour 2008
Sí. Sí. Miren la fecha que hay encima de este comentario. Pone miércoles 24 de octubre. Pues bien. Mañana, jueves, se hace público el recorrido del Tour 2008, pero si teneis la suerte de ver este blog antes de ese día conocereis por adelantado las etapas. Como me gusta desempolvar los mecanismos y volver a dar exclusivas.
El Tour de 2008 no tendrá prólogo, algo que ya sabíamos, pero recupera la contrarreloj por equipos, que se celebrará el martes ocho de julio en Cholet. Dos días después, el jueves, primera crono individual por los alrededores del Lac de Vassiviere, donde en 1995 Miguel Indurain confirmó el que sería su último Tour. También hay otra el penúltimo día, como es habitual que se disputará en Cerilly.
Pero lo mejor viene con las montañas. El Tour ha preparado uno de los recorridos más duros de los últimos años, eso sí, siguendo la tradición que marca en esta ocasión comenzar por los Pirineos. El primer día grande y de sopetón, el sábado 12 de julio, la etapa termina en Bagnerés de Bigorre al pie del Tourmalet por la cara de La Mongie, por lo que el Tour no dejará pasar la oportunidad de subir este coloso. En la jornada siguiente está previsto el primer descanso pero un día después se va desde Pau hasta Hautacam, con final en este mítico puerto.
Los Pirineos finalizan con una dura etapa entre Lammemezan y el Plateau de Bonascre, con el Col de Port, Ares y Mente, como poco, de camino.
Después de cuatro jornadas de transición el domingo 20 de julio los Alpes toman el relevo con una etapa que terminará en Cuneo, Italia, y que atravesará, como poco, los puertos de Corobin, Allos, Larche y Madonna del colletto. Al día siguiente hay descanso y falta les hará porque el martes será una etapa corta que terminará en Jausiers, pero con los interminables La Bonette y La Lombarda en el camino. El miércoles, la traca final con la ascensión al Alpe d'Huez, no se sabe si precedida de Croix de Fer y Galibier, como se hace en La Marmotte o de Izoard y Lautaret.
Y todo lo demás ya sabeis... llanito hasta París con la crono del penúltimo día.
Lombarda y Bonnette
El Tour de 2008 no tendrá prólogo, algo que ya sabíamos, pero recupera la contrarreloj por equipos, que se celebrará el martes ocho de julio en Cholet. Dos días después, el jueves, primera crono individual por los alrededores del Lac de Vassiviere, donde en 1995 Miguel Indurain confirmó el que sería su último Tour. También hay otra el penúltimo día, como es habitual que se disputará en Cerilly.
Pero lo mejor viene con las montañas. El Tour ha preparado uno de los recorridos más duros de los últimos años, eso sí, siguendo la tradición que marca en esta ocasión comenzar por los Pirineos. El primer día grande y de sopetón, el sábado 12 de julio, la etapa termina en Bagnerés de Bigorre al pie del Tourmalet por la cara de La Mongie, por lo que el Tour no dejará pasar la oportunidad de subir este coloso. En la jornada siguiente está previsto el primer descanso pero un día después se va desde Pau hasta Hautacam, con final en este mítico puerto.
Los Pirineos finalizan con una dura etapa entre Lammemezan y el Plateau de Bonascre, con el Col de Port, Ares y Mente, como poco, de camino.
Después de cuatro jornadas de transición el domingo 20 de julio los Alpes toman el relevo con una etapa que terminará en Cuneo, Italia, y que atravesará, como poco, los puertos de Corobin, Allos, Larche y Madonna del colletto. Al día siguiente hay descanso y falta les hará porque el martes será una etapa corta que terminará en Jausiers, pero con los interminables La Bonette y La Lombarda en el camino. El miércoles, la traca final con la ascensión al Alpe d'Huez, no se sabe si precedida de Croix de Fer y Galibier, como se hace en La Marmotte o de Izoard y Lautaret.
Y todo lo demás ya sabeis... llanito hasta París con la crono del penúltimo día.
Lombarda y Bonnette
miércoles, 1 de agosto de 2007
¡¡¡Vamos Contador!!!
-¡¡¡¡Vamos Contador!!!!! Más deprisa-. Una maruja que ronda la cincuentena se desgañita gritando en una cuneta. No estamos subiendo el Aubisque, ni siquiera en Francia. Tampoco en el mes de julio y es muy improbable que el reciente ganador de la Grande Boucle esté entrenando por estas tierras. Es agosto en una carretera de Toledo. Pasan las nueve de la noche. La buena señora ha distinguido a un grupo de globeros y al ver uno vestido de amarillo no se ha podido contener -¡¡¡¡Vamos Contador!!!!- Haciendo, además, caso omiso a los otros cuatro que van a su alrededor. Cómo si sus pedaladas valiesen menos.
Esta escena, un mes antes, rayaría lo increíble. Habría sido más que un expediente x. Seguramente la señora ni conocía a Contador, ni estaba al tanto de que se corría el Tour, ni mucho menos dispuesta a animar a unos esforzados de la ruta del tres al cuarto. Le habría salido, como mucho, un ¡¡¡Indurain!!! pasado de moda.
Sin mirar el marketing y la publicidad, auténticos motores del ciclismo, ganar el Tour significa que todo el país vea a un españolito vestido de amarillo en lo alto de un podio. Que aquella señora ya tenga algo que gritar en la cuneta. No vale ser segundo.
Por cierto, el que iba de amarillo era el que suscribe y vestía viejo maillot que imita al del Tour del 97, antes de que Nike pusiera los precios por las nubes.
viernes, 27 de julio de 2007
Mis fotos del Tour
Talibanes a conveniencia
El coche apura los últimos kilómetros por carreteras francesas. En la radio martillean sin cesar las mismas noticias. Vinokourov fuera del Tour. Moreni detenido por dopaje. Idéntica cantinela a la escuchada durante todo el día por las emisoras gabachas, siempre tan condescencientes con L'Equipe. Vino dopé, Moreni exclusé. Entro en España. Anochece. Lejos queda en el espacio, que no en el tiempo la exhibición de Rasmussen en el Aubisque. El 'pollo' es un esqueleto andante en la línea de meta. La grasa se ha olvidado de acudir a su cuerpo.
Paso Zaragoza. Noche cerrada. Por el carril de la izquierda veo unos focos que me deslumbran. Sí es a mí. Me están 'dando las largas' para que me aparte. Voy a 130. Pero lo hago. Me sobrepasa a toda velocidad una furgoneta de reparto rápido de la empresa Nacex. No baja de 150 kilómetros hora. Uno loco, me digo a mí mismo y prosigo.
La atención vuelve a la radio. Exclusiva. Rasmussen expulsado por su equipo. Razones: dicen que les mintió, que no estaba en México cuando se saltó dos controles antidopaje, sino en Italia junto a Ferrari. Él lo niega. No hay pruebas aparentes, pero es obligado a irse. Detrás de todo está el Tour. La misma empresa que día tras día agredía verbalmente al danés a través de L'Equipe. Los talibanes del juego limpio se han salido con la suya. Tolerancia cero, reclamaba Lissaveztky.
Mientras tanto me siguen adelantando furgonetas de reparto. Todas a más de 150. Saltándose a la torera los límites de velocidad. Poniendo en juego su vida, la mía y la del resto de usuarios de la carretera. Es de noche y los radares fijos tienen problemas para hacer las fotos. Tampoco veo ningún coche de la Guardia Civil. Son ya casi un centenar y no pasa nada. Luego, si a alguno le ponen una multa dirán: "No es justo. Estaba haciendo mi trabajo que es entregar los paquetes lo antes posible. Así me gano la vida". Si claro, pero los que van por la autovía no tiene la culpa de ello, debería responder la Guardia Civil. "Menudos hijos de puta", acabaría comentando el conductor a sus amigos, con el asentimiento de todos ellos.
En ciclismo no. La sociedad no permite la más mínima sospecha. Tolerancia cero. Son unos drogadictos. Por lo menos ellos sólo juegan con su vida.
Paso Zaragoza. Noche cerrada. Por el carril de la izquierda veo unos focos que me deslumbran. Sí es a mí. Me están 'dando las largas' para que me aparte. Voy a 130. Pero lo hago. Me sobrepasa a toda velocidad una furgoneta de reparto rápido de la empresa Nacex. No baja de 150 kilómetros hora. Uno loco, me digo a mí mismo y prosigo.
La atención vuelve a la radio. Exclusiva. Rasmussen expulsado por su equipo. Razones: dicen que les mintió, que no estaba en México cuando se saltó dos controles antidopaje, sino en Italia junto a Ferrari. Él lo niega. No hay pruebas aparentes, pero es obligado a irse. Detrás de todo está el Tour. La misma empresa que día tras día agredía verbalmente al danés a través de L'Equipe. Los talibanes del juego limpio se han salido con la suya. Tolerancia cero, reclamaba Lissaveztky.
Mientras tanto me siguen adelantando furgonetas de reparto. Todas a más de 150. Saltándose a la torera los límites de velocidad. Poniendo en juego su vida, la mía y la del resto de usuarios de la carretera. Es de noche y los radares fijos tienen problemas para hacer las fotos. Tampoco veo ningún coche de la Guardia Civil. Son ya casi un centenar y no pasa nada. Luego, si a alguno le ponen una multa dirán: "No es justo. Estaba haciendo mi trabajo que es entregar los paquetes lo antes posible. Así me gano la vida". Si claro, pero los que van por la autovía no tiene la culpa de ello, debería responder la Guardia Civil. "Menudos hijos de puta", acabaría comentando el conductor a sus amigos, con el asentimiento de todos ellos.
En ciclismo no. La sociedad no permite la más mínima sospecha. Tolerancia cero. Son unos drogadictos. Por lo menos ellos sólo juegan con su vida.
viernes, 20 de julio de 2007
miércoles, 18 de julio de 2007
Apretando los dientes
Apretar los dientes significa sufrir. Poner todos los músculos de tu cuerpo al servicio de un objetivo y dar una vuelta de tuerca más juntando las mandíbulas al máximo para ahorrar energias hasta en la respiración. Alejandro Valverde hace eso de maravilla, pero lo adereza con una media sonrisa. Parece que no sufre, sino que disfruta. A la meta de Briançon llegó así, sonriendo y sprintando para dejar atrás al resto de los favoritos.
Un premio menor si lo comparamos con lo expuesto en los últimos kilómetros del Galibier. Valiente y respondón a la vez. Vincent Lavenu, jefe del AG2R y uno de los mandamases del 'ciclismo limpio', se había ensañado con el murciano en el día de descanso. "No ataca. Siempre va a rueda. No ayudó a Moreau", dijo el imprudente francés. Hasta cuatro veces demarró Valverde en la cima más bella del ciclismo y en otras tantas ocasiones se quedó cortado su pupilo Moreau. Él no era el objetivo, sino Vinokourov. Valverde ya ha sufrido en sus carnes la mala leche del kazajo, por eso, cuanto más lejos, mejor.
Valverde siempre ha sido la 'esperanza del ciclismo'. No está solo y eso es una gran noticia. Contador sube con una agilidad innata. Verle encima de la bicicleta ya es una alegría. Como la recuperación de Mayo y la consistencia de Carlos Sastre. ¡Qué bien me lo voy a pasar en los Pirineos!
martes, 10 de julio de 2007
El día de los pedales caídos
Si hay algo que fastidia soberanamente a los ciclistas es que se hable de dopaje sin pruebas. También que a los organizadores se les llene la boca diciendo que hay que luchar contra esta lacra y luego pidan que se suban los puertos a 40 por hora. Ayer se tomaron su venganza. Nada mejor que el Tour para ponerla en marcha.
Prudhomme y sus secuaces pensaron que en los 236 kilómetros que hay entre Waregem y Compiegne los esforzados de la ruta volarían, como poco, a 41 kilómetros por hora. No. El pelotón se tomó un día de pedales caídos. Vale nos tenemos que meter un palizón de etapa, pero lo haremos a nuestro ritmo. 35 km/hora. Nada más. Lo justo para recuperar los esfuerzos de días anteriores. Ideal para que los damnificados en la montonera de Gante (la calle no podía ser más estrecha) se recuperasen. No pedían la unión de los ciclistas. Ahí la tienen. Ahora no lloren porque no hay espectáculo. Los corredores están cuidando su salud, que de eso viven.
Si hay algo que fastidia soberanamente a los ciclistas es que se hable de dopaje sin pruebas. También que a los organizadores se les llene la boca diciendo que hay que luchar contra esta lacra y luego pidan que se suban los puertos a 40 por hora. Ayer se tomaron su venganza. Nada mejor que el Tour para ponerla en marcha.
Prudhomme y sus secuaces pensaron que en los 236 kilómetros que hay entre Waregem y Compiegne los esforzados de la ruta volarían, como poco, a 41 kilómetros por hora. No. El pelotón se tomó un día de pedales caídos. Vale nos tenemos que meter un palizón de etapa, pero lo haremos a nuestro ritmo. 35 km/hora. Nada más. Lo justo para recuperar los esfuerzos de días anteriores. Ideal para que los damnificados en la montonera de Gante (la calle no podía ser más estrecha) se recuperasen. No pedían la unión de los ciclistas. Ahí la tienen. Ahora no lloren porque no hay espectáculo. Los corredores están cuidando su salud, que de eso viven.
miércoles, 4 de julio de 2007
martes, 3 de julio de 2007
El Tour y los gays
El fin de semana pasado 15 gays celebraron que se sienten orgullosos de ser como son poniéndose hasta las cejas de extasis, que, casualmente, estaba en mal estado. Teniendo en cuenta que son extremadamente raros los casos de intoxicación por esta droga, podemos suponer que gran parte del colectivo homosexual abusa de los estupefacientes. Ahora me pregunto ¿y si alguno de los que estuvo en Madrid quiere correr el Tour? El señor Prudhomme, insigne director de la Grande Boucle, no se lo permitiría. "Festejaron en Madrid y por lo tanto, son sospechosos. Firmen aquí que pagarán un año de su sueldo si acaso luego son culpables", diría en perfecto gabacho, como si hubiese sido el inventor del liberté, fraternité e egalité . Con toda lógica le responderían: "Ya claro, pero es que no hay ninguna prueba que nos incrimine, sólo que estuvimos en Madrid, como miles de personas". En caso de suceder algo así se tacharía al Tour de homófobo, de juzgar a todo un colectivo por sólo unas cuantas personas y hasta Jean Marie Le Pen se presentaría en Londres enarbolando la bandera de los derechos humanos.
Si ahora extrapolamos esto al ciclismo, los más profanos en la materia entenderán porque algunos ciclistas se quejan de los abusos de autoridad del Tour. Han pillado a unos cuantos, de acuerdo, pero la gran mentira consiste en meter a todos en el mismo saco. Aunque lleguen a estarlo, no hay pruebas que lo demuestre y por lo tanto, son inocentes. Democracia lo llaman en algunos sitios.
Riis
Lo que pasa es que el pelotón sólo es una masa compacta cuando va en bicicleta. En cuanto se bajan cada uno mira por sus intereses. La ley de la selva. Cuantos menos enemigos y más débiles, mejor. Adiós al compañerismo y la unión. Tenía razón Gómez Marchante cuando dijo el otro día que el ciclismo hay demasiados "tontos y pobres". El problema es que los listos y ricos son como Bjarne Riis, que en el Tour 98, el del 'affaire' Festina, cuando todos estos problemas se podrían haber solucionado si la carrera no llega a París. Pero no. El danés se hizo coleguita del jefe Leblanc y convenció a todos, a los españoles no, para que tragasen. Que más le daba, si para él la EPO ya era el pan de cada día y estaba a punto de retirarse. Después ha confesado que mintió. A buenas horas. Quizás en ese Tour del 98 pagaron muchos inocentes por su culpa. Lo peor es que la propia organización de la carrera conocía las prácticas del danés. Los periodistas, como mi amigo Fernando Llamas, conocían a Riis como Míster 60%, por su nivel de hematocrito. ¿No se habría enterado a esas alturas el señor Leblanc? Lo sabía toda la caravana menos el patrón. Entonces, el Tour miró por su negocio, igual que ahora. La limpieza sólo les sirve cuando lleva dinero consigo.
La famosa carta auspiciada por el Tour y apoyada por la UCI no es sino un atentado directo contra los derechos de los trabajadores. Imaginense ustedes que al entrar a trabajar a un empresa le obligan a firmar un documento en el que se compromete a realizar su trabajo sin trampas (como por ejemplo, copiar noticias de agencia o hacer refritos). Si le pillan, deberá estar dos años sin poder currar y además, tendrá que pagar un año de su sueldo como multa ¿Cuantos irían directos al sindicato para denunciar a estos patronos? Todos. Los gays también.
Si ahora extrapolamos esto al ciclismo, los más profanos en la materia entenderán porque algunos ciclistas se quejan de los abusos de autoridad del Tour. Han pillado a unos cuantos, de acuerdo, pero la gran mentira consiste en meter a todos en el mismo saco. Aunque lleguen a estarlo, no hay pruebas que lo demuestre y por lo tanto, son inocentes. Democracia lo llaman en algunos sitios.
Riis
Lo que pasa es que el pelotón sólo es una masa compacta cuando va en bicicleta. En cuanto se bajan cada uno mira por sus intereses. La ley de la selva. Cuantos menos enemigos y más débiles, mejor. Adiós al compañerismo y la unión. Tenía razón Gómez Marchante cuando dijo el otro día que el ciclismo hay demasiados "tontos y pobres". El problema es que los listos y ricos son como Bjarne Riis, que en el Tour 98, el del 'affaire' Festina, cuando todos estos problemas se podrían haber solucionado si la carrera no llega a París. Pero no. El danés se hizo coleguita del jefe Leblanc y convenció a todos, a los españoles no, para que tragasen. Que más le daba, si para él la EPO ya era el pan de cada día y estaba a punto de retirarse. Después ha confesado que mintió. A buenas horas. Quizás en ese Tour del 98 pagaron muchos inocentes por su culpa. Lo peor es que la propia organización de la carrera conocía las prácticas del danés. Los periodistas, como mi amigo Fernando Llamas, conocían a Riis como Míster 60%, por su nivel de hematocrito. ¿No se habría enterado a esas alturas el señor Leblanc? Lo sabía toda la caravana menos el patrón. Entonces, el Tour miró por su negocio, igual que ahora. La limpieza sólo les sirve cuando lleva dinero consigo.
La famosa carta auspiciada por el Tour y apoyada por la UCI no es sino un atentado directo contra los derechos de los trabajadores. Imaginense ustedes que al entrar a trabajar a un empresa le obligan a firmar un documento en el que se compromete a realizar su trabajo sin trampas (como por ejemplo, copiar noticias de agencia o hacer refritos). Si le pillan, deberá estar dos años sin poder currar y además, tendrá que pagar un año de su sueldo como multa ¿Cuantos irían directos al sindicato para denunciar a estos patronos? Todos. Los gays también.
Declaracion de intenciones
Entiendo que cualquiera que por casualidad entre a leer este blog debe tener la posibilidad de saber por qué se me ocurrió emprender una idea así. No hay una razón única, sino un conglomerado de causas, empezando por la envidia. Sí, ese pecado capital (que por cierto todavía no he ido a confesar ante la justicia eclesiástica competente) que renació en mí cuando mi colega Pepe me envió por correo electrónico los datos de su blog. Esto, unido al tiempo de asueto del que dispongo después de la triste desaparición de 'La Voz del Deporte' ("el único periódico serio que leo", me confesó Fernando Torres) han hecho que me lance a escribir.
También hay una pizca de nostalgia. Después de más de un año de discusiones cainitas y cuchillo en mano con el 'prisista' de mi amigo Peter echaba de menos defender al ciclismo de todos los ataques injustos que recibe.
Aquí escribiré sobre todo de ciclismo y de fútbol, es de lo único que entiendo algo, pero también intercalaré algún comentario sobre mi vida personal y los resultados que obtengamos el club Deporsaburum en nuestras marchas. Algunas veces hay que echarse en brazos del egocentrismo.
También hay una pizca de nostalgia. Después de más de un año de discusiones cainitas y cuchillo en mano con el 'prisista' de mi amigo Peter echaba de menos defender al ciclismo de todos los ataques injustos que recibe.
Aquí escribiré sobre todo de ciclismo y de fútbol, es de lo único que entiendo algo, pero también intercalaré algún comentario sobre mi vida personal y los resultados que obtengamos el club Deporsaburum en nuestras marchas. Algunas veces hay que echarse en brazos del egocentrismo.
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